HABLANDO A TU CORAZÓN

A un toque

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Por Geoff Hernández (@geoffhernandez)

1. Al final los Ecos sí volvieron.

2. El largometraje de suspenso más espectacular de todos los tiempos terminó con justicia en el estadio icónico de Lusail en Qatar. Los años sabrán ubicar a esta final como el mejor partido de fútbol jamás registrado. Una furiosa consecución de eventos que redujo en dos horas y media la verdadera naturaleza y esencia de este juego.

3. La maquinaria perfecta contra el grupo de amigos. La fe vs el poderío. Sudamérica ante Europa. El artista Messi frente a Kylian Drago. Scaloni vs Deschamps. Era imposible imaginar una previa con tantos alicientes e intangibles que maximizaran la ansiedad en el choque de titanes donde se definiría el Reinado del fútbol mundial.

4. Sin Kazán no hay Lusail. En 2018, esa tormenta perfecta liderada por Kylian Mbappé, que terminó en la destitución del irrisorio Sampaoli, fue la semilla donde se originó Scaloni y su Clan de la Fe. El señor que fungió como un parche en Alcudia, algunos años después tatuaría su nombre con letras doradas en la perpetuidad, llevando a la Argentina a su tercera estrella. Primera lección aprendida: la vida puede cambiarte en segundos.

5. Las finales son universos por descubrir. Los análisis previos a la definición de la Copa del Mundo no sirven para nada, porque cuando rueda la pelota los elementos imposibles de cuantificar son los encargados de guiar hacia qué bando irá la inmortalidad ¿Qué elementos? Sin dudas: la fe, el orgullo, la solidaridad, el anhelo de gloria y los automatismos aprendidos en el proceso.

6. ¿En qué rasgo futbolístico podrías asentarte para anticipar el meneo académico, sinfónico e irrepetible que le endosó la Argentina a Francia por 75 minutos? ¿Quién en sus cinco sentidos lúcidos podría decir que el movimiento del alfil hecho por Scaloni situando a Di Maria de once a las espaldas de Koundé obligaría a Deschamps a patear su propio tablero y a sacar del campo a los 40 minutos de la primera parte a Dembélé y a Giroud porque su equipo era la nada misma? Por supuesto que nadie. Porque los análisis previos a una final de Copa del Mundo –como fue escrito más arriba– no sirven para absolutamente nada.

7. En las formas y en el proceso de alcanzar las metas planteadas es donde se esconde la belleza del éxito. Una Argentina rebelde, con demasiado fútbol en sus pies, unida a un plan ejecutado con jerarquía zarandeó a Francia sin piedad. Le escondió la pelota en posesiones infinitas y apeló a la solidaridad al momento de hacer las transiciones de ataque a defensa. La síntesis perfecta de una idea de juego sin manchas. Porque ante Holanda los cambios de Scaloni añadieron turbulencia al viaje, pero lo que se vio en 75 minutos contra Francia es todo mérito del cuerpo técnico.

8. Como por ejemplo, la decisión de añadir al Ángel de Rosario entre los titulares. Estar al mando de una selección histórica en un momento – perdón por la repetición de palabra – histórico, demanda más que táctica, y visión futbolística, de una sensibilidad al percibir quién puede ser el Caballo de Troya que intimide al rival desde el pitazo inicial. Y Scaloni lo tenía clarísimo desde siempre: sería Ángel Di María. El alero de Rosario que la picó en el Maracaná, en Wembley y en Galgenwaard. El maltratado agente del honor que siempre aparece en las finales. Y sí: ¿Cómo no has de utilizar al hombre destinado a ser héroe en las noches grandes?

9. Sí, fue penal de Dembélé. Esta falta se pita en cualquier otra zona del campo. Que por cierto, ha hecho el mismo foul con el Barcelona al menos cuatro veces. Un imprudente de manual. Messi lo convirtió en gol, y a partir de allí fue un rodillo la Argentina. 71% de posesión de pelota entre el primer y segundo gol. Alexis Mac Allister y Enzo Jeremías reduciendo a la nada a Rabiot y Tchouameni. Griezmann fuera del radar, y Mbappé enjaulado y desconectado de cualquier opción de contragolpe. Como Messi en 2014.

10. El 2-0 fue como oír por primera vez de nuevo ‘Mountains’, de Hans Zimmer. Una construcción elegante de pases de primera que inicia con Molina viendo a Mac Allister retrasarse y este de una vez cede la redonda a Leo. Lo emocionante de la jugada es que Alexis soltó y de inmediato percibió la sábana que dejaría abierta el intento de anticipación de Raphael Varane. Leo Messi, el playmaker por excelencia, desconfiguró el sistema defensivo galo atrayendo la doble marca con un toque, y Julián Álvarez creó el puente de comunicación con Mac Allister para que este asistiese al Ángel de Rosario, quien definiría con el grito de Dame Libertad y con la sutileza de Enrique Pedro Delfino. Un tango en movimiento.

 

11. Pero sin dolor no te haces feliz. El Comandante Otamendi, quien iba hacia su Mundial perfecto, se equivocó. Cometió su primer gran error del torneo, y se humanizó cuando nadie lo podía imaginar. Kolo Muani, quien estuvo tirando diagonales todo el partido, aprovechó este instante de duda de Nicolás, y consiguió un penal que facturaría La Máquina perfecta. Es acá donde inicia el segundo capítulo de esta obra: Kylian Drago Mbappé contra Argentina.

12. Mbappé es la nueva Hidra de Lerna del fútbol mundial. Un ente mitológico imposible de enfrentar. Argentina lo maniató y desconectó por ochenta minutos y aún así no bastó. Dos goles en un estornudo, empatando el encuentro, y activando el sensor del terror colectivo. Porque el fanático sudamericano está rodeado de tragedias. En la calle, en las familias, en la economía, en el trabajo. Es un vaivén emocional tan exigente que ante cualquier situación de adversidad, la eterna rueda del desastre toma el control. Y es que el dolor está inmerso en nuestros genes. Y no me mientas, cuando Hidra anotó el dos a dos, tú también pensaste que todo estaba perdido.

La fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Argentina es campeona del mundo por tercera vez en su historia y llevará la Copa Dorada a la Ciudad de la Furia.

13. Por suerte el seleccionado argentino se forjó el carácter con escenarios complicadísimos. Como aquella vez ante Colombia y la escapada de Luis Díaz en la Copa América, o ante Brasil y el terremoto futbolístico en la segunda parte de la Final en el Maracaná, o yéndonos más cerca, el autogol de Enzo que desató a Australia y obligó al Dibu a evitar el empate en la última pelota del partido, o en cuartos cuando el regente Weghorst puso el 2-2. Es en la adversidad cuando se mide el alma del campeón. Y en Lusail no fue la excepción.

14. Argentina transitó con muchos problemas al final del partido, pero retomó las coordenadas que estaban desde el inicio en el plan de vuelo para dominar a Francia, y marcar el 3-2 de Leo Messi en el alargue. Y cuando todo parecía finiquitado asemejando el final perfecto de un largometraje difícil de creer, llega la mano de Montiel y el 3-3. A los penales.

15. Emiliano Martínez es el ejemplo para aquellos que soñamos con cosas hermosas y que por distintas circunstancias no hemos podido alcanzar. Hace cuatro años estaba en Kazán al lado de su hermano con la carita pintada con los colores de la bandera apoyando a su selección como un hincha más. Y dentro de esa vorágine que debe ser vivir un partido de Copa del Mundo, se le acercó a su hermano y al oído le dijo: “En el próximo Mundial estaré allí”. Y no sólo estuvo. También fue protagonista en medio de la locura. No menosprecies el poder de la palabra. Al igual que en cuartos de final, detuvo dos penales, y allanó el camino hacia el Campeonato con la parada más importante en la historia de los mundiales.

16. Este triunfo no es sólo de los jugadores. Es también del pueblo que lleva años sufriendo la estupidez de la izquierda y de la derecha. De Diego, quien se fue sin ver a Leo coronarse. De Gustavo Cerati, que escribió Lago en el cielo para este día y de Marcelo Bielsa, cuya imagen injustamente fue destruida porque la pelotita no quiso entrar. Esta estrella significará el crecimiento de una nueva Argentina como nación. Eso dice la profecía. El tiempo lo respaldará.

17. Y cierro este extenso desahogo con Lionel Andrés Messi. Hace ocho años escribíamos sobre lo injusto que era arrojar a las espaldas de un chico que debió emigrar para ser reconocido todas las ilusiones de un país y una federación que había incinerado al semillero. La llegada de Tapia, la fe en el proyecto Scaloni y el amor inconmensurable de Leo por su país le dieron esta última oportunidad de acabar con el debate más estúpido de la historia. Porque sí, te guste o no, Messi es el más grande de todos los tiempos. Le ganó una final de Champions a Cristiano Ronaldo. Le ganó la final de la Copa América a Neymar Jr y le ganó la final de la Copa del Mundo a Kylian Mbappé. El trébol dorado y liberador.

18. Lionel Messi dejó también una lección que debe cimentarse en nuestras vidas como estandarte de guerra: no importa lo horrible que sea la realidad vivida, siempre habrá una nueva oportunidad para el que sigue insistiendo y creyendo. Dicho de otra manera: la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Argentina es campeona del mundo por tercera vez y llevará la Copa Dorada a la Ciudad de la Furia.

19. Honor y gloria eterna.

PD: Es increíble como todas las señales y las coincidencias de 1986 guiaron el camino.

 

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