CONVERSACIONES EN LA OSCURIDAD

A un toque

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Por Geoff Hernández (@geoffhernandez)

1- Me preguntaba lo siguiente después del partido: ¿por qué nos engañamos con un discurso moralista y progresista que pretende minimizar el triunfo de alguna selección sudamericana? ¿Por qué la doble vara demagógica al medir a la Argentina siempre está presente? Usted tiene la libertad de pensar cómo desee. Ahora bien, que el único recurso usado para intentar minimizar el Mundial de la albiceleste sea extrafutbolístico representa con exactitud el gran trabajo hecho hasta ahora.

2- En los octavos de final, al australiano Aziz Behich se le ocurrió que era una buena idea cancherear a Lionel Messi. Tres minutos después el 10 se inventó una pared virtual con Otamendi con la que nació el 1-0. Louis Van Gaal optó por llevar la previa de este partido hacia una zona parecida. Donde el ayer, y las situaciones ya vividas serían su arma psicológica con la que intentaría desestabilizar a la Argentina. Esto es lícito, por supuesto. Así como también los es reaccionar a las insinuaciones. Si vamos a visitar el barrio que sea con los botines puestos, y listos para la guerra. De eso va el Mundial.

3- Argentina sometió a Holanda desde tres fases en la mayor parte del encuentro: con Leo Messi levitando a las espaldas de Frenkie De Jong, que pasó todo el juego viéndole los números a De Paul y al capitán argentino. Desde la invitación a que Van Dijk y Aké fuesen el primer pase limpio, y no los volantes, y desde la capacidad en saber comprender los momentos del juego. Sufrieron, dominaron, golpearon y aguantaron cuando se necesitaba. Y esta capacidad camaleónica es el principal recurso de Lionel Scaloni y su cuerpo técnico para soñar con llegar a la final del 18 de diciembre.

4- La danza del tres contra tres se vivió en la mitad de la cancha: Marten de Roon, De Jong y Gakpo contra Enzo, RDP y Mac Allister. Mientras los duelos definían las segundas jugadas, Leo Messi con el skin puesto de Playmaker por excelencia se cansó de proteger el balón, de aprovechar las rupturas de Molina y Acuña, y de orientar las secuencias de la circulación hacia dónde él quería. Esto fue uno de los mayores problemas que no pudo solucionar Holanda en el encuentro. El gol de Nahuel Molina es la síntesis de lo antse expuesto. Rodeado pero no subyugado, Messi toma la pelota y va orientándose hacia al centro para darle segundos valiosos al lateral derecho argentino y así éste puede romper hacia adentro. A lo Dani Alves en el Barcelona.

 

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5- Lo impresionante del 1-0 es que Leo ni siquiera levantó la mirada al enviar la asistencia. En su software personal están grabados cada centímetro del campo. Se anticipa a todo, y la evidencia es que las posibilidades de que ese pase en profundidad fuese positivo era sólo de un 3% sobre 100% según las métricas que da la FIFA. Solo él lo pudo hacer; luego, Nahuel recibió, controló y definió como un alero de toda la vida.

6- El 2-0 de Argentina es un invento de Marcos Javier Acuña. Es que cuando está él en la cancha puedes confiar. Y será la pérdida más difícil de cubrir en las semifinales, especialmente porque en las dos ocasiones cuando ingresó Tagliafico por él, el equipo vivió los peores momentos del torneo. Quedó en la foto de la parada milagrosa de Dibu Martínez ante Australia, y en este partido por cuartos de final tuvo cuatro duelos donde sólo ganó uno.

 

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7- La libreta de Van Gaal está repleta de triángulos. Desde el primer pase de la línea de tres defensores hasta la zona Gakpo. Ante Argentina lo intentaron, pero su posesión era inocua. La capacidad de sostener la tensión competitiva de la albiceleste sin balón obligó a Holanda a caer en la desesperación. Un cambio de guión que quedará por siempre en la memoria de los Mundiales, y que empujó estos cuartos de final al fango, al barro, a la candela.

8- Holanda entendió que su plan no servía para nada. Y como si fuese la final del 86, Van Gaal metió dos torres al área, y empezó la locura de los centros cruzados. Una experiencia terrorífica para la defensa de Argentina, que se vio muy superada por la altura, la posición, y la capacidad de los delanteros al ubicarse en el jardín de Emiliano Martínez. Los últimos diez minutos del segundo tiempo tienen que servir como ejemplo. Cuti Romero no debe salir jamás, sea cual sea la circunstancia. Scaloni intentó apagar el partido, pero su jarra estuvo llena de gasolina. Todo lo que tocó se convirtió en oportunidades holandesas, y en esta versión cruel y despiadada del Mundial, pudo haber costado la eliminación.

9- Pezzella y Tagliafico fueron las zonas por donde Holanda empató el juego de manera milagrosa. Y con el conocimiento de Croacia y sus torres Petkovic, Kramaric y Perisic, habrá que tomar recaudos, sino muchos de los escenarios vistos en el Lusail podrían repetirse.

10. El mayor triunfo de la selección Argentina fue la manera como en la cancha respondió luego del sacudón administrado por el holandés Weghorst. Dos goles distintos y hermosos en menos de diez minutos que a la mayoría de selecciones les hubiese aplastado el alma. Pero ni cerca. Cuando la noche se hacía más oscura, Enzo Fernández, Di María y Messi se encargaron de jugar al fútbol. De contagiar al resto, y de confiar en los automatismos que los trajeron hasta acá. Tres ocasiones de gol en los últimos siete minutos sintetizan la reacción Argentina.

 

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11. Pero no entró esa última de Enzo que se fue al larguero, y la tiránica sesión de penales era una realidad. Dijo Van Gaal previo al encuentro que tendrían ventaja si llegaban a esta instancia. Ventaja imaginaria y sin argumentos, por supuesto, porque el Dibu Martínez, como si estuviese abriendo el libro de las memorias, se situó en el 6 de julio del 2021 ante Colombia en esa semifinal de Copa América. Ni Van Dijk, ni Berghuis pudieron arruinarle la noche a la Argentina, que con valentía y bastantes motivos futbolísticos está por segunda vez en las semifinales de la Copa del Mundo en las últimas tres ediciones.

12. Una última cosa en medio de estas conversaciones en la oscuridad: Chicos, toca decidirnos al analizar a Messi. Hace seis años era un pecho frío porque guardaba silencio, no encaraba al rival, ni utilizaba los medios para expresar lo que sentía. Hoy abunda lo del primer párrafo de este escrito. Una moralidad absurda expandida por odiadores de Leo y de la Argentina. Pero tranquilos, la incoherencia y el dolor grupal continuará, porque esta historia aún está lejos de terminar. Ahí vienen Los héroes balcánicos con el deseo de triturar el sueño argentino.

 

Foto de portada: Molly Darlington / Agencia Reuters

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