Por Geoff Hernández (@geoffhernandez)
1- Hemos llegado al punto que si Messi desea terminar una eliminatoria, simplemente, lo hace. El rugido, el aguante y la ilusión de El Madrigal lo acalló el 10 en sólo tres minutos. Lástima y decepción. Lástima por el espectáculo, que fue seriamente trastocado luego del gol de Neymar, y decepción por la forma como defendió el bloque que lidera Marcelino. Cuatro encuentros en todo el año bastaban para aprender a protegerse de ese pase diagonal de Messi. En tres minutos, el Barca terminó la eliminatoria.
2- …y en 35, la revivió el Villarreal. Y más que por vestigios propios, fue simplemente por esta nueva versión que da miedo del Barcelona. El Barça que recula. Cheryshev y Vietto eran fe para el Submarino, y vaya que no fue el día más exquisito en las transiciones, pero es que el talento que tiene el argentino basta para enmendar cualquier error en construcción.
3- Pina y sus demonios. Inocente del daño que alejará a Busquets por varias semanas y culpable de sentenciar a su equipo al fracaso, y dejarlo con uno menos restando 30 minutos de partido. Hay una diferencia clara del Villarreal lleno de confianza, y el equipo pequeño que no sabe entender las atmósferas de citas tan importantes. Atacaron y aprovecharon los lapsus de mediocridad que el Barcelona les otorgó. Fue una ilusión lo del Bernabéu. La sobreexcitación los llevaba a faltarle un pase en las jugadas y a confundirse en las posiciones y los relevos. El gol fue el único momento genuino del partido para el Villarreal, de resto, nada.
4- ¿Plan de Luis Enrique? ¿Mecanismo de defensa? ¿Inercia? Hay que esperar para diagnosticar. Pero fue una copia al carbón de lo que ocurrió en el Etihad. La tormenta de la superioridad secundada por la mentirosa calma de la angustia. Hay una pregunta que me revolotea la cabeza sin piedad: ¿Cuándo la posesión dejó de ser para el Barcelona su principal arma de guerra? ¿Cuándo se convirtió en un manojo de nervios y en una alternativa defensiva y de recule? La respuesta seguramente está ahí, en ese guión que intentó implantar Martino – y que la dictadura de Cataluña lo impidió – y que Luis Enrique tomó como salida antes el caos sistemático de su inicio.
5- Suárez está en el nivel del Liverpool. Y apenas inicia. Sus detractores, tendrán que hacer cola hacia el paredón de la vergüenza. Todo lo que toca el uruguayo se convierte en oro. Pivotea, no teme al momento de darle la espalda al arco, se asocia. Hace mejor a Messi y a Neymar, y ahí radica y radicará su éxito, en la capacidad de mantener la esencia viva de la MSN, de la Majestuosidad-Semántica- de la Nobleza.
…y 6- El extinto Barcelona de los mediocampistas entendió su final. Dándole el paso a esta nueva era, al Barca de las transiciones violentas y de la verticalidad. Ya están en su primera final. Cosa que pocos apostaban. Lo cierto es que el destino les preparará su primera oportunidad de grandeza, y lo único que puede evitarlo sería caer en el caos del ayer, y ese caos tiene nombre: El Barça que recula.