BAYERN MÚNICH VS. BARCELONA: UNA LECCIÓN DE CINCO MINUTOS

A un toque

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Por Geoff Hernández (@geoffhernandez)

1- La Liga de Campeones es el mejor torneo del mundo porque podés pasar de la casa del placer, a la casa del terror en sólo cinco minutos. Los detalles posicionales, las decisiones inciertas y los errores cometidos suelen sentenciar a los grandes equipos a la miseria en un abrir y cerrar de ojos. Las exigencias adheridas a la tensión competitiva de la Champions no son equiparables a las ligas domésticas y otros torneos. Por eso, intentar explicar los resultados a veces es una tarea titánica para quienes escribimos. Pero aceptamos el reto.

2- La euforia excesiva tiene ese efecto secundario de nublar la capacidad de análisis previo a un choque de titanes en el fútbol de Europa. El Bayern después de empatar tres veces seguidas en la Bundesliga, recibía en su templo a un Barcelona entonado que no sólo ganaba, sino goleaba, gustaba y seguía poco a poco dándole sentido a una idea que Xavi intenta inocular en su plantilla. La gran pregunta antes de rodar el balón era: ¿Podría este Barça en construcción conseguir los atajos escondidos en el Allianz Arena con los que castigar a un club bávaro que tiene un récord histórico casi incólume ante ellos?

3- La respuesta normal sería no. Y quien desee saltarse este análisis, conseguirá en el resultado final un argumento irrefutable. Pero la realidad es que después de caer en fase de grupos el año pasado, de ser humillados en Lisboa 8-2 por el Bayern, y aquella terrorífica noche de Anfield en 2018, el primer gran desafío era recuperar la insignia de la competencia. Reaprender a sostenerse en el partido navegando entre las distintas circunstancias, tanto positivas como negativas que ocultan los juegos de Champions. Y lo lograron.

4- El primer tiempo del Barcelona fue una conjunción de distintos ingredientes que se podían prever. Era la lucha interna entre evitar a toda costa los errores no forzados y mantener alzado el estandarte de la fe ante un bloque rojo sediento de balón y con una presión asfixiante en las tres zonas del campo. Muchos menosprecian el apartado emocional cuando el juego está en marcha. Sin embargo, hay clubes que por mera portación de insignia han sabido fundamentar en el tiempo triunfos heroicos a través de mantener la consciencia competitiva, incluso cuando todo parece perdido. Y esto es algo que el club azulgrana no tiene en su repertorio. Porque en su historia sólo ha podido ganar en Europa cuando roza la perfección. Y en el fútbol actual, ser perfectos es cada vez más una utopía gregoriana.

5- Marcos Alonso y Andreas Christensen fueron las dos sorpresas más grandes en el 11 titular de Xavi. Se entiende que la adición del español tenía que ver con dos cosas: Proteger a Balde de un escenario infernal, y apostar a su capacidad de retroceso en los balones aéreos cruzados que saldrían de Kimmich hacia Sané. Por su parte, el danés quedó al lado de Araujo, porque el entrenador culé quiso primar la defensa dentro del área que las correcciones a campo abierto donde Eric es supremamente superior.

6- El Bayern tiene en Musiala y Kimmich asegurados años de soberanía tanto en Alemania como en Europa. Son dos escogidos por los dioses que rigen este deporte. Y cuando están finos, movedizos y con dos aleros en constante movimiento, son una pesadilla para cualquier rival. Es entonces cuando la presencia de Pedri y Gavi tomó valor y llegó a trastocar esa mencionada autoridad bávara. Porque los españoles también pertenecen a ese grupo de jugadores escogidos para noches grandes.

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7- Fue en Pedri donde inició todo, y donde también terminó todo. Mostró que porta una serenidad inusual en este fútbol de transiciones salvajes. Y Xavi ha ido de a poco soltándolo a zonas más de definición. De golpeo, y de acompañamiento a Lewandowski. Ya no es sólo el interior del penúltimo pase, sino aquel que rompe líneas y si tiene disparo claro, lo hará. Esto sin dudas nos permitirá conocer un nuevo rostro futbolístico en el mundo Pedri.

8- Los robos con presión alta se siguen moldeando como un sistema dentro del sistema propuesto por Xavi. A los ocho minutos, Lewandowski intentó superar a Lucas con un pase a Raphinha, y el francés, barriéndose, logró evitar que quedase mano a mano con Neuer. Y es aquí cuando un robo del nueve culé reinició la sensación de ataque, cediéndole el balón a Gavi, quien en cuestión de segundos atrajo la marca de Kimmich, Upamecano, y Lucas, liberando a Pedri. Al estar en el área pequeña, este remató pero Neuer respondió y evitó así el 0-1. Una jugada preciosa que demuestra lo vital de revivir este recurso de la presión pospérdida.

9- Nueve minutos después, Ousmane Dembélé, quien sigue inmerso en sus dos variantes futbolísticas (la del wing imposible de detener y el errático jugador cuyas pérdidas son un serio problemas al sistema defensivo del Barcelona), consiguió dejar desparramado en el suelo con una gambeta a Sabitzer, y rompió hacia adentro liberando a Gavi por la izquierda, quien con otra habilitación de gol, creó el escenario perfecto para que Robert Lewandowski pusiese el 0-1. Y como los pequeños milagros también suelen estar a favor de los equipos grandes, el 9 falló.

 

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10- Seguidamente, tres minutos más tardes, Sergio Busquest, cuyo primer tiempo será para recordar por mucho tiempo, le robó el balón a Leroy Sané –activando el sistema dentro del sistema y cedió a Marcos Alonso, quien centró perfectamente al segundo palo. Lewandowski le ganó la posición en el salto a Lucas Hernández, pero de nuevo la correcta ubicación de Manuel Neuer evitó el posible 0-1.

11- Y así el partido fue desarrollándose con un ambiente de cuartos de final o semifinal de Champions. Los centrales del Barcelona sufrieron mucho al momento de ubicar el primer pase limpio que le permitiese a los volantes escoger con tranquilidad el mapa de construcción, y también tuvieron desaciertos en la anticipación, Koundé especialmente. La buena noticia para Xavi es que entre el francés y el uruguayo ganaron nueve de 11 de duelos individuales. Y es esto incluso más importante de cara al futuro que la ausencia de eficacia en ataque mostrada en Alemania.

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12- La segunda parte trajo debajo del brazo la lección de los cinco minutos. Raphinha tuvo ese balón en la medialuna (luego de un robo a tres cuartos de cancha de Pedri) que centenares de veces Messi no perdonó, y que el brasileño esta vez envió muy cerca del larguero izquierdo del capitán del Bayern. A partir de ese momento, la noche que parecía poder terminar de otra manera, se transmutó en apenas cinco minutos. Y regresamos entonces al primer párrafo de este análisis. La casa del terror se puede desatar en Champions en segundos, y así destruir cualquier proyecto construido con meses y años de trabajo. Pregúntenle al Manchester City si miento.

13- Un descuido de Marcos Alonso en la marca en una acción a balón parado, acabó con el 1-0 de Lucas Hernández. Y es en este momento donde la mayor prueba del Barcelona iniciaba ¿Cómo responder ante la injusta adversidad luego de haber realizado casi 50 minutos perfectos? Y en medio de esa duda, y de ciertos temores, sumándole el cansancio de Busquets, nació el pase de Mazraoui cortado hacia dentro que consiguió a un libre –como no le había ocurrido en el partido- Jamal Musiala, que tuvo el tiempo, y tino suficiente para imaginar el siguiente movimiento de Leroy Sané. Christensen no cruzó y Araujo se quedó con Thomas Müller, quien de manera inteligente, abriéndose hacia la derecha, despejó la autopista donde nació el 2-0.

13- …Y cuando parecía que podía caer el tercero, el cuarto y hasta el quinto, el Barcelona logró conseguir esa insignia de la competitividad, incluso en el momento más adverso del encuentro. Pedri, increíblemente envió una pelota al palo estando cara a cara con Manuel Neuer, y Ferrán tuvo alguna otra ocasión.

14- Saben que no soy demasiado de describir con detalle las jugadas del partido, pero para explicar mejor la lección de los cinco minutos era imperioso recalcar como tanta capacidad ofensiva del Barcelona en varios paisajes del encuentro se fue a la nada en cinco minutos de dudas, memorias del ayer, y traumas aún no sanados.

15- La buena noticia es que la imagen ante el mundo quedó sobre la mesa. Un equipo que sigue construyéndose, que aún comete ciertos errores de coordinación, pero que tiene suficiente recursos para verle al rostro a cualquiera en Europa. Los ‘y si hubiese pasado’ son una muletilla insoportable en el fútbol, pero los datos ahí están. Desde 2008 ningún club había rematado al arco más de diez veces en el Allianz Arena. El Barcelona lo hizo en 18 ocasiones. Es entonces en los detalles donde tendrá que trabajar Xavi Hernández, porque ahí se esconde la llave que abrirá la puerta a la casa del placer, o definitivamente a otra visita en la inexorable casa del terror.

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