Por Santiago Tuñez
Los tiempos vividos en Toxteth, el barrio obrero en el que creció y desarrolló su pensamiento, le habían generado conciencia social. Pese a ser millonario con sólo 21 años, manejar un BMW fabuloso y residir en una mansión junto a su madre y sus tres hermanos, Robbie Fowler no olvidaba sus orígenes. Le importaban los problemas de su gente. Y entonces, el delantero de Liverpool le dio voz a las reivindicaciones de los más desfavorecidos. Era claro: su compromiso iba más allá del fútbol.
Lo demostró a través del mensaje de una remera, allá por marzo de 1997, en un partido de la Recopa de Europa contra Brann Bergen, de Noruega. Su intención y la de su compañero Steve McManaman era mostrar el reclamo de los trabajadores del puerto de la ciudad, echados en una larga huelga. Querían hacerlo al final de los 90 minutos y evitar una multa de la UEFA. Pero Fowler no resistió y, después de su segundo gol, se levantó la camiseta en Anfield: “500 Liverpool dockers sacked since september 1995”, o lo que es lo mismo, “500 estibadores de Liverpool despedidos desde septiembre de 1995”. Así expresaba su apoyo. Así manifestaba su carácter.
#RobbieFowler of #Liverpool shows his support for the dockers strikes during the #CupWinnersCup quarter-final match against #SKBrann played at Anfield. @Robbie9Fowler @thisisanfield @KingKennyStand @angelcakepics @BritishFootball @MondocalcioMag @minuto78 @Sportellate_it pic.twitter.com/QhlG5ssmyV
— Fútbolismo ⚽️⚽️ (@ftblsm) April 9, 2019
Fue una de las tantas escenas de Fowler que quedaron en el recuerdo. Al igual que aquel festejo en el que simuló que esnifaba una línea del área, como si fuera una raya de cocaína, tras convertir un penal en el derby contra Everton. “Los rumores sobre las drogas me afectaron mucho, porque en mi vida he tocado nada de eso”, afirmó en aquel momento. O también, su gesto deportivo cuando quiso convencer a un árbitro de que le había cobrado a favor un penal que, en realidad, no lo era.
Explosivo. Comprometido. Transparente. De ese modo podría calificarse el temperamento de Fowler. Ahora bien, ¿cómo definir su perfil futbolero? “Fue una verdadera sensación en el fútbol inglés a mediados de los ’90. Era prácticamente un adolescente cuando apareció por Anfield perforando las redes rivales de todas las maneras posibles. Manejaba las dos piernas y tenía gran precisión para colocar la pelota lejos del alcance de los arqueros”, cuenta a De Fútbol Somos el periodista español Alberto Fernández, autor del libro Leyendas de la Premier junto a Juan Esteban Rodríguez.
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“Antes de cumplir los 20 años asombró a The Kop (tribuna histórica de Liverpool) cuando batió hasta en tres ocasiones a David Seaman. Lo hizo en tan solo cuatro minutos y medio. Después llegó a marcar varios hat tricks y hasta cuatro y cinco goles en un partido. Tenia un talento innato para el gol”, agrega Fernández sobre el ex delantero, que también jugó en Leeds United, Manchester City y Blackburn Rovers en la Premier League, y cerró su carrera en North Queensland Fury y Perth Glory -ambos de Australia- y Muanthong United -de Tailandia-.
Desde Madrid, el periodista pone en valor la obra de Fowler con la camiseta de Liverpool, al recordar los tiempos en que brilló en Inglaterra. “El comienzo de su explosión coincidió con los albores de una nueva competición revolucionaria: la Premier League. Fowler fue uno de sus primeros nombres junto a figuras de la talla de Cantona, Giggs, Bergkamp, Zola… Aunque el torneo aún conservaba un sabor añejo en la figura de los Le Tissier, Adams o Schmeichel. Fue una época única y de transición, Una especie de Viejo y Nuevo Testamento en el fútbol inglés”, destaca Fernández.
Autor de 163 goles en 379 partidos, Fowler es el octavo máximo artillero en la historia de la Premier League. Con Liverpool logró dos FA Cup, otras dos Copas de Liga, una Supercopa de Europa y una Copa UEFA. “Tuvo influencia en la transformación del equipo, de un club en profunda crisis de resultados hacia un club competitivo y de moda en Inglaterra, a mediados de los ’90, cuando formó parte de los Spice Boys junto a Owen, Redknapp y McManaman”, destaca Fernández. Y al cabo, resume: “A esto hay que sumar su carisma y la controversia que levantaba a su paso. En su conjunto, un cóctel excelente para convertirse en una leyenda de Liverpool, cuando de joven fue hincha de Everton, y ser incluido en las páginas de nuestro libro”.