RUSIA Y MÁS ALLÁ TAMBIÉN

Al ángulo

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Por Santiago Tuñez

[dropcap]Q[/dropcap]uizás haya sido el momento más destacado de Javier Mascherano en estas Eliminatorias. La hoja de ruta al Mundial 2018 lo encontró desorientado y en bajo nivel. De volante o marcador central, se lo vio llegar tarde en los cruces y contemplar la espalda de varios rivales. Pasó en Quito, donde el Jefe vivió un desahogo por el boleto en clase económica a Rusia y dejó una frase brillante: «No podemos pensar sólo en nosotros y no dejar nada para los que quedan. Esto tiene que ir más allá. Hemos llegado a un punto límite».

Mascherano enfocó esas palabras en la necesidad de un legado y un punto de inflexión en el seleccionado. Algo de eso había planteado en junio de 2015, antes de la Copa América en Chile. «En los últimos años nos costó mantener una línea. Estuvo Bielsa, que impuso una línea de juego, y luego Pekerman la mantuvo, pero con sus matices; después comenzamos a probar cosas muy diferentes. Hasta que Alejandro le encontró un poco la vuelta. Pero lo que te digo de antes de Sabella no pasó en 50 años, fueron cambios en menos de diez. Por eso, más allá de lo que pase en la Copa América, es importante que se le permita al DT seguir con la idea y desarrollarla”, analizó el futbolista de Barcelona en una entrevista con La Nación.

Los capítulos siguientes de esa historia son conocidos: Tata Martino se marchó después de la Copa América en Estados Unidos, empujado por el egoísmo de los dirigentes que no cedían nombres para los Juegos Olímpicos de Río. Bauza dirigió sólo ocho partidos y Sampaoli encontró un respiro gracias al rescate emotivo de Messi. Fue la última escena de un proceso desprolijo y escandaloso. «Si seguimos así, se va a hacer muy difícil para los chicos que vengan», advirtió Mascherano.

Es necesario, entonces, poner un freno a tanto vértigo del seleccionado y seguir en una dirección criteriosa. Y sobre todo, un legado de este plantel. Se entienden el malestar, el silencio y la grieta con los «putos periodistas». No, en cambio, su falta de palabras y golpes sobre en la mesa en momentos determinados. Callaron ante la salida injusta de Martino y el empate insólito en la elección del presidente de AFA. Lo mismo hicieron ante las decisiones de Armando Pérez para volver a darle forma a las juveniles.

Este plantel debe hablar para cambiar la vida interna del seleccionado. Reclamar una organización de alto vuelo y una resiembra de la tierra arrasada en el Sub 17 y el Sub 20. La mirada tiene que ir más allá de Rusia. Acaso, el primer paso lo haya dado Messi, con su gambeta a Angelici en medio de la euforia en Quito. Por ahí, entiende Lionel, nada puede construirse.

 

 

 

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