Por Cristian Savio (@cristianhsavio)
[dropcap]A[/dropcap]pagada la euforia por la victoria salvadora contra Ecuador en el cierre de las Eliminatorias, y antes del amistoso con Rusia, una primera observación estrictamente futbolística: la cuestión del centrodelantero del seleccionado argentino. El disparador es una sensación: la sensación de que Benedetto hizo un buen partido aquella noche en Quito. ¿Por qué En la respuesta reside un cambio de paradigma.
Hasta hoy, nos ha preocupado sobremanera decidir cuál de los muchos centrodelateros-goleadores de jerarquía que el fútbol argentino tiene desparramados por las ligas más importantes del mundo debía ser el 9 de la Selección. Los medíamos por la cantidad de goles marcados en sus equipos y los evaluábamos (los condenábamos) por cómo respondían, en ese sentido, con la camiseta albiceleste. El resultado nunca fue satisfactorio. Al mejor de ellos se lo condenó por fallar en las finales.
Tal vez equivocamos el camino. Tal vez el centrodelantero que necesita esta Selección no es, precisamente, un goleador. O, mejor dicho: aunque sea un goleador, no es su capacidad de definición lo que más debería interesarnos. ¿Entonces qué? Lo mismo que el resto de los jugadores: su capacidad para congeniar con Messi. Para hacerlo brillar. Para permitirle hacer lo suyo. Y lo suyo (lo de Messi), es el gol. Porque, en definitiva, los goles en la Selección los hace Messi.
De los últimos cinco tantos oficiales de Argentina, cuatro fueron suyos y el restante, de un venezolano. Para encontrar un jugador argentino que no sea Leo anotando para la albiceleste hay que remontarse 11 meses. El 17 de noviembre pasado Ángel Di María sellaba al minuto 82 el 3-0 sobre Colombia (los anteriores goles en ese partido: Pratto y… Messi).
Messi no es solamente el mejor jugador del planeta desde hace una década. Es el máximo goleador histórico de la Selección (61). Messi es, también, el goleador en su equipo, Barcelona. Es el máximo goleador histórico de la Liga de España. Nadie hace tantos goles como Messi. Nadie define como él.
¿Por qué, entonces, estuvimos buscando al definidor de la Selección en otro jugador? ¿Por qué creemos que Messi es otra cosa? Que lo es, porque es mucho más que goleador: es el desequilibrio, es el que rompe las defensas, es el que abre espacios; es todo eso, pero principalmente es goleador. Messi debe jugar lo más cerca posible del área rival, en la zona de la cancha donde más daño hace. No cerca de la mitad, para desgastarse participando en la fase inicial del armado de juego. Para eso sobran volantes con capacidad de manejo, visión de campo, precisión de pase.
Tal vez el centrodelantero que necesita esta Selección no es, precisamente, un goleador. O, mejor dicho: aunque sea un goleador, no es su capacidad de definición lo que más debería interesarnos. ¿Entonces qué? Lo mismo que el resto de los jugadores: su capacidad para congeniar con Messi.
En consecuencia, lo más acertado sería buscar a un centrodelantero que, además de ser buen definidor, principalmente tenga la capacidad de generarle a Messi los espacios y las posibilidades de definir. Que sea capaz de marcar cuando Messi –u ocasionalmente otro jugador- lo pone de cara al arquero rival. Pero más que nada, que juegue en función de la capacidad goleadora de Messi. Y Benedetto, en la noche del triunfo contra Ecuador, lo hizo en gran medida.
En el primero participa en la génesis, con un toque de primera para Leo y se abre, arrastra la marca y va a buscar abierto, dejando el centro del ataque al 10. En el tercero ni siquiera necesita tocar la pelota. El tercero no es todo de Messi, porque Benedetto corre por detrás de él, le fabrica un espacio hacia la izquierda, distrae la marca del último hombre ecuatoriano. Parece poco en el marco de la gran jugada individual de Messi. Pero a veces es eso tan solo, ese poco de ayuda, lo que el genio necesita.
¿Benedetto es el único que puede hacerlo? De ninguna manera. Cualquiera de los otros candidatos al puesto debería estar a la altura. El problema es que a ellos (Higuaín, Agüero, Icardi, Alario o quien fuere) se los seguirá midiendo por sus goles.