Jueves 14 de diciembre de 2000. Las puertas de La Masía se abrían para un adolescente nacido allá a lo lejos, en Rosario. Tenía 13 años, un envase de 140 centímetros y una fantasía en su inconsciente: jugar en Barcelona. Los firuletes y sus típicos slaloms le permitieron aprobar el parcial. Lionel Messi ya era un habitante del mundo blaugrana. Y al mirar por el espejo retrovisor, el ex director deportivo del equipo, Charly Rexach, recordó qué descubrió hace diez años en la Pulga. Distinto al mito de estos días, pero casi igual.

Siempre dije que enseguida vi que Messi era bueno, pero nunca me hubiera imaginado que iba a ser el mejor del mundo”.

Uno crece ante las adversidades. Y Leo es hoy un jugador con fuerte carácter, en parte, por la experiencia que le tocó vivir aquí siendo un niño”.

Para mí, Messi ya se ha convertido en el jugador más importante de la historia de Barcelona. Es un jugador único en todos los sentidos”.

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