Cambio de trama

A un toque

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Cada selección tiene su libro de aventuras. En sus páginas pueden leerse capítulos de introducción, esos que permiten conocer a los protagonistas y su estado de ánimo por los resultados. Y de pronto, todo cambia en la trama. La obra se mueve hacia otras coordenadas. La Argentina entiende de este tipo de obras vertiginosas y, a la espera del final de las ventas, recuerda la página en que modificó su argumento. Ocurrió el 15 de noviembre, en el calor de Barranquilla. Después de la derrota contra Venezuela en Maracaibo y el empate ante Bolivia en el Monumental, Sabella redactaba con preocupación. Un sudor frío recorría su cuerpo por ambos resultados y, para colmo, la Selección perdía con Colombia 1 a 0 al cierre del primer tiempo. Entonces, el DT cambió la línea del libro celeste y blanco. Entre los gritos de dolor de Nicolás Burdisso por la rotura de ligamentos, movió fichas en su tablero verde: afuera Cholo Guiñazú, adentro Kun Agüero, y José Sosa unos metros más adelante. Y en ese momento, el tomo del ciclo Sabella asomó en las principales editoriales.

 

Messi se puso la ropa de líder, definitivamente, y convirtió el empate. Agüero dijo presente en la red y le puso la firma al grito del triunfo. Fue el giro necesario en la trama. El comienzo de un éxito en ventas. «No nos quedaba otra: teníamos que cambiar. Entendimos el mensaje, supimos qué necesitábamos», admitió la Pulga aquella tarde hirviente. «Teníamos que ganar para cambiar el rumbo. El grupo buscaba una reacción como la de ese día. Todos tuvimos una respuesta espectacular», reconoció Sabella en el vestuario. Y tiempo después, más relajado, aportó un análisis interesante en el libro escrito por Román Iutch: «Mi descarga final tenía que ver con lo que estaba en juego. Era un momento delicado e iba a pasar mucho tiempo hasta volver a jugar por las Eliminatorias, por eso el desahogo y el festejo. Hay partidos que te marcan y, en vista de lo que pasó después, podemos decir que este nos marcó para bien y nos dio un impulso enorme. La verdad es que fue un punto de partida».

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