Y TOQUE, TOQUE, TOQUE NO DEJE TOCAR

A un toque

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Podría decirse que aquella noche de 2005 ante Brasil, en el Monumental, aportó su mejor versión en celeste y blanco. Desde el principio, tomó el joystick del equipo y lo movió hacia donde reclamaba el juego. Tocó a los costados, también por el centro. Frenó cuando el partido pedía menos intensidad y aceleró al encontrar más espacios en el ataque. Todo, ante los ojos de Kaká, Ronaldinho y Robinho. Y el broche fue su autógrafo en la red con una perla desde lejos.

Él, Juan Román Riquelme, piensa distinto. Elige como punto más alto un partido del único Mundial que jugó con la Selección. ¿Cuál? La goleada contra Serbia y Montenegro 6 a 0 en Alemania 2006. Y un dato difundido esta semana le dio la razón. En ese choque, JR tuvo un 99% de acierto en sus pases. De los 105 que dio a sus compañeros, 104 llegaron a destino. La cifra más alta de un futbolista que intentó al menos 100 pases en un encuentro de Copa del Mundo desde 1966.

Riquelme y su fina estampa, en aquella goleada contra Serbia y Montenegro.

Algunos de esos toques de Riquelme se vieron en la jugada colectiva que terminó en la obra cumbre de Cuchu Cambiasso. Y también, en una asistencia a Messi, que culminó en el grito de Crespo. Otro gusto personal fue un caño delicioso en el segundo tiempo. Ese día, el 10 argentino fue elegido el Mejor Jugador del Partido por la FIFA. “Me da felicidad jugar en un equipo así. Me alcanza con ser uno más entre este grupo de fenómenos que tengo a mi alrededor”, comentó después de aquella goleada en Gelsenkirchen.

Unos años más tarde, café de por medio con Ángel Cappa, Riquelme viajó más allá en el recuerdo de aquel partido. “Ese día fue el más lindo de todos, una maravilla. Pero algo así no se repite y menos en un Mundial. Nos fuimos de acá supuestamente para jugar la zona más difícil. Habíamos participado en el Mundial anterior sin haber pasado la primera ronda y la gente tenía miedo de que se repitiera lo de Corea-Japón. Cuando le ganamos a Serbia por tantos goles y un partido increíble, no alcanzaba con llegar a la final. Había que ganarla”, aseguró al ex DT de Huracán. Y concluyó: “Cuando estoy adentro de una cancha y veo cuatro o cinco jugadores míos que juegan a la pelota y se la pasan bien, me siento feliz. Ese partido con Serbia fue hermoso”.

 

 

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