GUILLERMO FARRÉ Y SUS 45 DÍAS JUNTO A BIELSA: “QUIERE LA PERFECCIÓN EN TODO”

A un toque

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Por Santiago Tuñez

“Nunca había estado en el Monumental. El jugador, sin destino de verdugo, pisó por primera vez el Coliseo argentino y se apropió de los silencios. Los hizo suyos. Fue flecha y arco. Velocidad y decisión. Voluntad y empeño. No hubo oráculos ni prestidigitadores ni videntes. El deportista tuvo una revelación, propia de un libro de autoayuda. La repitió hasta el hartazgo. El hombre, que se había olvidado los goles en su propia infancia, se habló a sí mismo. Se escuchó. Y los demás lo oyeron: ‘Voy a meter un gol’. Él se creyó”.

Juan Mascardi tecleó esas líneas en una crónica con la que obtuvo el Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España en 2018. El texto, de más de 5.000 palabras, tuvo como protagonista central a Guillermo Farré. “El Quijote solo que llegó a Belgrano”, según la descripción del periodista argentino, y se enfrentó a una jugada memorable en 2011: el gol con que el equipo cordobés dio el salto a Primera y le firmó a River el certificado de descenso.

Una década después de ese grito inmortal, los caminos del fútbol vuelven a encontrar a Farré en Belgrano. Esta vez, con la ropa de entrenador. El Pirata lidera cómodo en la Primera Nacional y fantasea con el regreso a Primera. Además, tiene su cuerpo en octavos de final de la Copa Argentina, después de haber eliminado a Estudiantes. Su ciclo tiene matices positivos en poco más de un año. Y en la nueva función, hay un momento que Farré elige recordar.

 

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Ocurrió cuando su cuñado Pablo Quiroga lo invitó a trabajar junto a Bielsa durante su ciclo en el Leeds United. “Fue una experiencia única”, destacó días atrás en una entrevista en ESPN. “Él forma parte del cuerpo técnico de Marcelo desde 2007 y ya tenía un conocimiento, pero nunca había visto la cocina. Y la cocina es gourmet. Todo muy minucioso, muy específico, y el jugador lo agradece. Compartí charlas con ellos y para mí eran todas emociones fuertes”, expresó Farré.

Aquellos 45 días de entrenamientos y conversaciones lo acercaron a Bielsa. ¿Qué imagen dejó en su inconsciente? “Podrán ponerle distintos rótulos, pero Marcelo es un apasionado porque las cosas salgan bien. Y cuando digo eso, no me refiero sólo al control de una pelota, sino también a que el rincón de su oficina esté limpio”, sostuvo el DT de Belgrano. Y concluyó: “Algunos lo llamarán obsesión, otros dirán que está loco. Para mí es un apasionado de su trabajo; quiere la perfección en todo. Y es un ejemplo de humanidad en un ambiente del fútbol que está bastante enviciado en algunos aspectos. Yo lo tengo a Marcelo con esa representación”.

 

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