Hay nombres e historias indelebles en el Maracaná. Una de ellas, la final del Mundial ’50. «Cuando el brasileño Friaça convirtió el primer gol, un trueno de 200.000 gritos y muchos cohetes sacudió al monumental estadio -escribió Eduardo Galeano en el Fútbol a Sol y Sombra-. Pero después, Schiaffino clavó el gol del empate y un tiro cruzado de Ghiggia otorgó el campeonato a Uruguay, que acabó ganando 2 a 1. Cuando llegó el gol de Ghiggia, estalló el silencio en el Maracaná, el más estrepitoso silencio de la historia del fútbol». Ese silencio, hoy, volvió a subir su volumen y tuvo ruido de pelota. Sucedió en la reapertura del estadio, que estuvo cerrado durante dos años y medio por refacciones para el Mundial 2014. Y un nombre quedó tatuado en el arco. Se trata de Fred, autor del primer festejo en el reestreno de la cancha. Ni siquiera la fractura parcial de costilla frenó su apetito goleador ante Inglaterra. Facturó un tiro de Hernanes en el palo y firmó el 1-0. Después, el amistoso terminó 2 a 2. Otra historia futbolera en el Maracaná, con un elegido en la red.
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