ANDRÉS LIONEL HERNÁNDEZ, LA SANTÍSIMA TRINIDAD

No te olvidés

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Por Martí Perarnau / Para El Periódico

Más que una victoria ha sido una lección magistral. Pedagogía sobre tener un estilo y mantenerse fiel al mismo bajo cualquier circunstancia. Lección sobre la fuerza del colectivo por encima del ego individual. Homenaje al valor de amar el balón, organizarse a su alrededor, quererlo, mimarlo y hablar un mismo idioma: el Idioma Barça. Durante un par de horas, la lección se ejecutó en un crescendo majestuoso y sinfónico.

Conocimos el dolor del gran capitán por su inevitable ausencia, su sustitución por el hombre discreto que jamás levantó la voz ni pidió la vez; la alineación milagrosa del lateral que 72 días antes estaba tendido en el quirófano, el asentamiento del equipo tras el previsible apretón inicial de un rival formidable, confirmando aquella vieja idea de Charly Rexach según la cual las judías secas acabarán asentándose suavemente sobre el plato.

Fina estampa: Iniesta conduce la pelota en la final contra Manchester United. Foto de Shaun Botterill /Getty Images Europe vía Zimbio

Descubrimos de nuevo cómo el equipo se organiza a partir del balón y exclusivamente a través de él; resurgieron los fractales triangulares , en todo instante y lugar; resucitaron los tres goleadores, como si se hubieran reservado para la gran noche; dominaron el sentido del juego, crearon superioridades en todas las zonas, batieron todas las líneas y recitaron los versos más hermosos del idioma blaugrana.

Explicaron por qué es necesaria la posesión, en qué consiste y para qué sirve: para adormecer al contrario, extenuarlo y quebrarlo, hacerlo bailar una nana interminable, ahogarlo en su propia agonía concéntrica, despedazarlo a pequeños mordiscos aparentemente insignificantes. Finalmente, apuntillarlo sin remisión cuando ya le flaquearon todas las extremidades, víctima de una Santísima Trinidad llamada Andrés Lionel Hernández, funambulistas del mediocampo, violinistas en el tejado de Wembley, poetas con botas.

Pedagogía sobre el césped que responde todas las preguntas y cierra interrogantes. El ciclo continúa y Wembley sólo será otro punto y seguido, una etapa intermedia más en el viaje a la Ítaca blaugrana. El estilo conquista la gloria y este equipo compuesto de gente solidaria, en la que el gran capitán cede los honores de recoger el trofeo al enfermo renacido, alcanza el trono de la leyenda eterna.

La felicidad de Messi, con el trofeo de la Champions League. Foto de Laurence Griffiths /Getty Images Europe vía Zimbio.

 

El artículo fue publicado por el autor el 29 de mayo de 2011 en el diario El Periódico y reproducido en su libro El largo viaje de Pep.

 

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