Por Santiago Tuñez
Ya había terminado el entrenamiento en Casa Amarilla y quedaba sólo un día para la revancha de la semifinal. Carlos Tevez enfocaba su pensamiento en el clásico contra River y, como indica el hit de las noches coperas, tenía una obsesión. “Necesito meterla, se me tiene que dar”, decía a sus compañeros. Y la frase resonaba a cada rato en su inconsciente.
La escena podría haber sucedido a la espera del cruce de hoy por la Libertadores 2019. No fue así. Ocurrió el 17 de junio de 2004, la noche de su gol con expulsión incluida, y las manos mágicas de Pato Abbondanzieri en la definición por penales. La noche en que Tevez festejó en un Monumental sin hinchas visitantes y compró el ticket a su segunda final de la Copa.
El fuego personal es el mismo de aquella vez. Sin embargo, algo ha cambiado en la vida futbolera y en el rodaje del Apache. Lejos de los tiempos comandados por Bianchi, ya no es una pieza fija en el equipo. Todo lo contrario. Alfaro lo vio este semestre como un nombre de recambio y así lo demostró en los últimos dos clásicos ante River, cuando recién le dio pista en el segundo tiempo.
Todo indica que Tevez tendrá acción esta noche en el segundo capítulo de las semis. Acaso, el último clásico de su carrera. Más allá de su molestia muscular, ayer apareció entre los titulares y sumó minutos de entrenamiento. Lo espera el desafío de generar juego y complicar a un rival que desde 2015 no pierde en la Bombonera. “En mi cabeza estoy pensando en cómo hacerle daño a la defensa de River; no estoy pensando en que a fin de año se me termina el contrato y, si perdemos, nos tenemos que ir”, avisó el 10 xeneize.
A los 35 años, Tevez se probará en otro clásico decisivo. “La final es por lo que viniste”, lo aguijoneó Guillermo Barros Schelotto, en noviembre pasado, al mandarlo a la cancha en la definición de la Copa. Y en esos 20 minutos, se vieron los mejores momentos del Apache desde su regreso del fútbol chino. Pidió la pelota, desequilibró en los últimos metros y dejó a Benedetto mano a mano con Armani. Al cabo, el arquero se quedó con el duelo y firmó el empate de River en la Bombonera.
Con pocos minutos de juego en Madrid, y mínimo rodaje en lo que va del semestre, Tevez espera decir presente esta noche contra River. Lo guía el impulso de redactar una historia inolvidable. El deseo de superar esta lección de honor. Su lección de honor.