Algo cambió en el Vaticano. El recorrido por el Palacio de Castel Gandolfo y la Basílica de San Pedro devuelve ruido de pelota. Se debe a la pasión de Francisco por San Lorenzo. El nuevo Papa tiene el corazón pintado de azulgrana desde chico y aún recuerda los titulares que lograron el título en 1946. Y ese sentimiento parece haberse potenciado desde su designación como Sumo Pontífice. Hace una semana, expresó su deseo futbolero. “Quiero que gane San Lorenzo”, manifestó en medio de las cámaras. Y ahora, mostró la camiseta diseñada en su homenaje. Fanatismo puro por el Ciclón.
Fue una escena más en la pasión de Francisco por San Lorenzo. Algo que heredó de su padre, jugador de básquet en el club. En 2008, además, recibió su carnet como “socio centenario” de San Lorenzo. Y en los festejos por los 100 años del Ciclón, les dejó un mensaje a los dirigentes y los hinchas. “No importamos los colores de otro lado. Se los pedimos a la Virgen. Nunca saquen a María Auxiliadora del club, porque es su madre, ya que San Lorenzo nació en (el Oratorio) San Antonio bajo la protección de la Virgen”, recordó en aquellos días como cardenal.
Son días de catolicismo adornado por el sentimiento azulgrana. Y ese fanatismo va más allá de Francisco. ¿Por qué? En Buenos Aires, la vigilia de su asunción tuvo como protagonista a Axel, otro hincha de San Lorenzo. “Soy fanático del Ciclón desde muy chico por un tío que empezó a llevarme a la cancha”, recordó el cantante tiempo atrás, en una entrevista con Olé. Y desde su admiración por Pipo Gorosito y Beto Acosta, agregó: “Savino me dio una copia de la medalla del campeón del Clausura 2007. Adrián González me regaló las medias, Tula me dio la cinta de capitán y Jonathan Bottinelli me trajo la camiseta firmada por todos los jugadores”.
La designación de Francisco llevó los colores de San Lorenzo al Vaticano. Y ese sentimiento se potenció en su reunión con Adolfo Pérez Esquivel. El Premio Nobel de la Paz en 1980 es, al igual que el Papa, fanático del Ciclón. De hecho, semanas atrás fue declarado socio honorario del club por su respaldo a la vuelta a Boedo. “A San Lorenzo lo sigo hace muchos años. Por varias razones, no sólo la deportiva ni la social, el club tiene derecho a tener su cancha, su lugar, el que le fue quitado”, aseguró Pérez Esquivel en una nota con Olé. Y luego enfatizó: “Es muy interesante la historia del Ciclón. Tiene trabajo social con los jóvenes en el barrio. Que un club vuelva a recuperar todo esto nos llena de alegría, de esperanza, de que es posible el cambio en nuestra sociedad”.
Con la elección de Francisco, la pelota volvió a girar en el Vaticano. Y el fútbol, esa “religión en busca de un Dios”, tal como solía escribir Manuel Vázquez Montalbán, parece haber encontrado su representante espiritual en el nuevo Papa. El Dios azulgrana.
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