Parte de la revolución

A un toque

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Podía haberse limitado al área chica o el uso de sus manos para bajar tensiones ahí nomás de la red. No era su estilo. Prefería salir de la zona de confort, patear tiros libres y patentar una jugada fantástica en el césped de Wembley. René Higuita perforó la matriz en sus tiempos de arquero. Y lo mismo hizo una vez archivada su carrera en el fútbol. Nada de ser un hombre común. Hace unas horas, nomás, estuvo en la X Conferencia de las FARC. La sala de espera para el histórico de acuerdo de paz en Colombia, después de 52 años de conflicto que dejaron más de 260 mil muertos. Y desde la selva, escribió en su cuenta de Twitter: «Nos unió la guerra y nos separó La Paz».

El ex arquero del seleccionado colombiano le puso el cuerpo y las letras al enfrentamiento que guió la vida colombiana en las últimas décadas. Ya lo había hecho en enero de 2008, cuando se mostró a favor de «un canje humanitario» para liberar a los secuestrados de las FARC. «De las dos partes habría que dejar algunas cositas para que prevalezca la paz en el país. Ahora parece una riña de niños, nadie quiere ceder», agregó en aquel momento a la agencia EFE, y también pidió quitarle «el estatus de terrorismo» a la guerrilla.

Aquellas palabras, junto con su asistencia a la X Conferencia de las FARC, pueden ubicar a Higuita como el futbolista preferido de los rebeldes colombianos. Sin embargo, el ex arquero no ocupa ese lugar. Allí aparece un símbolo del seleccionado brasileño en los 80. Un tótem comprometido en la lucha contra la última dictadura que gobernó ese país. Es el Doctor Sócrates, a quien las FARC homenajearon en diciembre pasado, al cumplirse cuatro años de su muerte. «Fue un luchador revolucionario, no sólo en el fútbol», exaltó la guerrilla marxista en su canal de Youtube.

Los elogios de las FARC se apoyaron, sobre todo, en la Democracia Corinthiana, ese método de vida y juego que Sócrates lideró en el club paulista. A través del voto, el plantel decidía los horarios de los entrenamientos, el medio de transporte para los partidos de visitante, la llegada de refuerzos y hasta el nombre del técnico. Sin la pelota en los botines, y con el apoyo de Lula Da Silva (entonces líder de los metalúrgicos), el Doctor y sus compañeros también reclamaron elecciones presidenciales por sufragio universal. Ese compromiso despertó la admiración de Tom Jobim, Chico Buarque y Gilberto Gil, que le dedicaron diferentes canciones al volante.

«Sócrates aprovechó la capacidad movilizadora de este deporte», señalaron las FARC. Y concluyeron: «No sólo democratizó el club, sino que le permitió movilizar opinión en apoyo a la lucha contra la dictadura brasileña. Así encarnó el ideal de que cualquier sociedad puede y debe ser igualitaria».

 

 

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