Modelo para copiar

A un toque

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Aquí no podemos hacerlo. Lo piensa Daniel Garnero. También Mohamed y Héctor Rivoira. Todos ellos duraron sólo siete partidos como DT en este torneo. El Turco, al menos, encontró rápido un lugar en Independiente. Símbolo de la inestabilidad que pinta al fútbol nuestro. Y que por estos tiempos desconocen en Inglaterra. Es el caso de Arsene Wenger, que este sábado cumplió su partido número 800 como entrenador de Arsenal. El francés llegó a su cargo el 12 de octubre de 1996. Más de una década después, sigue sentado allí. Modelo para copiar. Y sobre todo, admirar.
Los éxitos, es cierto, contribuyeron a la permanencia de Wenger. En este tiempo, se consagró tres veces en la Premier League (1997-98, 2001-02 y 2003-04) y cuatro en la Copa de Inglaterra (1997-98, 2001-02, 2002-03 y 2004-05). Además, perdió las finales de la Copa UEFA contra Galatasaray en 2000 y la de Champions League ante Barcelona en 2006. Un currículum notable, al que también se suman marcas históricas, como conquistar la liga local 2003-04 sin perder un solo partido.
Más allá de los títulos, el recorrido de Wenger tiene otro punto destacable: la identidad de Arsenal. Se vio un equipo de toque prolijo, pausa y profundidad con distintos nombres. Entre ellos, Dennis Bergkamp, Thierry Henry, Robert Pires, Patrick Vieira y Cesc Fábregas, el capitán de los gunners por estos días. Cada temporada se produce una reconstrucción y el francés, experto en este punto, logra darle continuidad a la marca registrada de Arsenal.
Alterado por la fiebre del resultado, el fútbol nuestro despacha entrenadores. Muy pocos duran. La mayoría pasa. Y en Inglaterra, Wenger queda.

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