A los 36 años, Martín Palermo se dio un nuevo gusto en su vida futbolera. Firmó su contrato con Boca por una temporada y, en efecto, cristalizará su deseo de retirarse vestido de azul y amarillo. El Titán, además, le dará continuidad a un caso excepcional en el torneo nuestro de cada día: ser el jugador franquicia de un equipo grande. Regresó al club a mediados de 2004, después de su estadía frustrante en España, y ya lleva seis años al hilo con la 9 xeneize en su espalda. Algo común en aquellos tiempos de Bochini y Alonso. Pero casi imposible en estos días de pases millonarios e ídolos fugaces. Y que, más allá de su extrañeza, Palermo aprovechó para ser el máximo goleador histórico de Boca y uno de los nombres amados por los hinchas. Nada más. Nada menos.

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