Por Geoff Hernández (@geoffhernandez)
1- La escenificación parecía un concierto de Coldplay. El mosaico y el Grácies Johan dirigían a las 100 mil personas ya listas para observar un día distinto en la oficina culé. Las ganas de honrar a Cruyff, las jornadas de eliminatorias transatlánticas, y el enfrentar al eterno rival, construían una peligrosa mezcla de circunstancias. Los corceles catalanes y su racha de 39 partidos invictos debían ratificar su estandarte de invencibilidad. En la otra acera, Zidane y sus guerreros se entendían inferiores, pero la pregunta que debió atormentar a Luis Enrique por mucho tiempo era: ¿Qué esperar de este nuevo Real Madrid?
2- El clásico se dividió en dos secciones. Los primeros 60 minutos, donde el Barcelona sometió en la táctica, en el funcionamiento y en los duelos preconcebidos. Creyéndose dueños de las distintas situaciones que ocurrían en el campo. Sirviéndose de un omnisciente Busquets y en la versión más mediocampista de Messi, para llevar la pelota de lado a lado. Eso sí, sin intimidar al Madrid, que construyó desde su inferioridad.Y en la última media hora, donde la anarquía superó al esquema culé.
3- Casemiro fue el hombre del partido. Se convirtió en lo que el profeta Benítez insinuó por allá en noviembre. En la piedra angular de un proyecto que, aunque desconoce su identidad, entiende que la construcción es desde atrás hacia adelante. Por eso, el madridismo ganó. Y aunque pienso que la postura de un Gigante de Europa no debe ser ésta. La tentación del triunfo es tan amplia, como los recursos para llegar a ella. El pressing al Barcelona en el Camp Nou es un suicidio. Reagruparse muy cerca del arquero, también. Por eso no era sencillo ejecutar un plan donde el triunvirato: Kroos-Casemiro-Modric, influyese en los errores de circulación del Barcelona, y a su vez la ‘BBC’, no se deprimiera y se exiliara del juego. Solo la fe otorga esto. Y Zidane consiguió reactivar el chip de competencia a una plantilla, que si cree, puede ganarle a cualquiera.
4- La ocupación de los espacios en ataque la lideraba Messi desde la posesión. Al lado de Iniesta y de Busquets. Neymar muy abierto, y Suárez en la lucha contra Pepe y Ramos. ¿Qué significó esto? Que no hubo ‘MSN’. Y esto es mérito de Zidane. Leo pasó todo el partido sacándose de encima las piernas del triunvirato merengue, e intentando activar a Neymar, que perdió toda la noche contra Carvajal. Y a medida que pasaban los minutos, la confianza culé comenzaba a eclipsarse. Y el Madrid esperaba. Sabía que no era su momento y que debía aguantar si pretendía tener chance en el segundo round.
En la última media hora, el Real Madrid desató el fútbol a partir de la supremacía física y desde la incapacidad de Luis Enrique para leer el juego. Los cambios siguen siendo el fuego valyrio de Lucho».
5- Terminó el primer tiempo y con ello el terror escénico se esfumó. El Madrid supo que podía competir. Y cuando Bale comenzaba a ser opción en ataque, Benzema lo incomodaba a Mascherano y Modric se soltaba en creación, apareció el gol de Piqué. Todo parecía regresar a la normalidad. Y ahí el Real Madrid ganó el partido. Se mordió los labios para no caer en la trampa del pressing desbocado, al contrario, se mantuvo fiel al plan, permitiéndoles que en una jugado rocambolesca, el que siempre aparece en el Camp Nou, enviara el balón a la red. Karim le ganó la posición a Piqué, y con una tijereta iniciaba el Rock and Roll en Barcelona.
6- Los últimos 30 minutos fueron un homenaje a la humildad. Barcelona era Drago luego que Rocky le abriese la ceja. Sangraba. Eran humanos, podían perder, y el Madrid -con el pecho hinchado- desató el fútbol a partir de la supremacía física y desde la incapacidad de Luis Enrique para leer el juego. Y es que cuánto sufre el Barcelona, cuando los partidos exigen una respuesta de su técnico. Los cambios siguen siendo el fuego valyrio de Lucho. Al irse Rakitic, se desquebrajó en tres pedazos el Barcelona. Arda sigue sin entender el sistema. Es un foráneo. Su aparición le robó las líneas de pases al Barcelona y complicó cada transición.
7- El 1-2 fue justicia. Cristiano, que a lo sumo participó en dos jugadas en todo el partido, logró superar al Claudio Bravo más temeroso que se haya visto. El beso de la muerte para el Barcelona fue creer que frente al Madrid se puede dosificar. Atención a este triunfo, porque desde hoy el clan de Zidane es candidato al Campeonato de Europa.
Y 8- Barcelona inicia el tramo final de la temporada con todo aún en sus manos. En tres días enfrentarán al cholismo, que seguramente ejecutará un plan muy parecido al que les derrotó hoy. En la reactivación de la MSN y la recuperación de la solidez física estará el futuro blaugrana. Y el Madrid, dio una lección. Nunca des por muerto a quien desea luchar. Somos constructores. Zidane lo entendió, y desde su humildad le entregó un homenaje al Barcelona que lo obliga a reinventarse. Una vez más.