Santiago Tuñez Author
Karate Kid
«Silbato en mano, el árbitro sopla los vientos de la fatalidad del destino y otorga o anula goles. Tarjea en mano, alza los colores de la condenación: el amarillo que castiga al pecador y lo obliga al arrepentimiento, y el rojo, que lo arroja al exilio». Lo escribió Eduardo Galeano,en su libro El Fútbol a Sol y Sombra. Y Wildo Amarilla siguió esas palabras en la final de la Liga Regional del Sud, en Paraguay. Primero, expulsó a Aldo Olmedo, jugador de El Porvenir, que perdía 2 a 0 contra Coronel Romero. Y poco después, otros tres compañeros vieron la roja. Claro que, a diferencia del texto escrito por Galeano, no hubo exilio para esos futbolistas. Todo lo contrario. De pronto, comenzó la hecatombe total. Y ahí, Marcos Leguizamón fue el protagonista de esta sección. Vestido de karateca, le dio una patada a Amarilla en su rostro. Un golpe brutal. Impactante. Al cabo, el partido fue suspendido por árbitro. Y aún no se conoce la sanción para Leguizamón. Lamentable.
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La pelota impactó en el ángulo y las coordenadas de su GPS lo llevaron al banco de suplentes. Juan Román Riquelme aceleró a máxima velocidad y, al llegar a destino, expresó su sentimiento hacia Carlos Bianchi. Hubo un apretón de manos y un abrazo conmovedor al DT. El abrazo del alma, De la gloria pasada. De los buenos viejos tiempos. El abrazo, sobre todo, de respaldo público en esta etapa xeneize de despistes y frenajes. «Tenemos suerte de que esté con nosotros. Es el más grande de todos y debemos disfrutarlo mucho. No va a haber otro igual: es el mejor», sostuvo Riquelme. Un discurso con afecto. Admiración. Continue Reading
Una mente brillante
Eran tiempos de estilo vertiginoso. Con el rodaje de la pelota a lo ancho del tablero verde. Una firma de juego innegociable. Aquí, allá, en todas partes de la aldea global. El autógrafo auténtico de Marcelo Bielsa. Y mientras el país se acercaba a su estallido social y económico, la Selección explotaba su potencia ofensiva. Allá por febrero de 2001, se filmó la última escena de los duelos contra Italia y los títulos del final devolvieron un triunfo 2 a 1. Ni siquiera el gol de Fiore, después de un error de Verón, cambió el guión celeste y blanco. La trama fue la misma de aquel ciclo. El empate de Kily González y la definición exquisita de Crespo grabaron la victoria. «Ganar nunca es irrelevante, pero tampoco hay que sobredimensionar este éxito», pidió Bielsa, cauteloso, mientras los hinchas argentinos seguían con el grito de ooole en el Olímpico de Roma. Al otro lado, el DT Giovanni Trapattoni elogiaba las credenciales del rival. «Había dicho que no era un rival sencillo y que éste no podía considerarse un encuentro amistoso más. Y la Argentina lo demostró, porque exhibió solidez y ganó con justicia. Fue un equipo con determinación y clase, que superó al nuestro y, además, dio espectáculo».
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Peligro de gol(pes)
Enero de 2013. Las elecciones primarias de agosto se ven lejos en la agenda política. Ni siquiera se escuchan nombres de candidatos. Es más, el anuncio impactante ocurre lejos de la Casa Rosada y la oposición. Julio Grondona avisa que dejará la AFA en 2015. Es el principio del fin de su mandato eterno y, enseguida, aparecen postulantes para llegar a su cargo. «Massa podría ser el próximo presidente de la AFA». Lo dice Raúl Gámez, ex titular de Vélez, que este domingo será precandidato a diputado por UNEN. Su frase enfoca al intendente de Tigre y favorito para imponerse en la PASO. El hombre que sigue de cerca la vida diaria del Matador y, alguna vez, casi golpea a un árbitro. Ocurrió en mayo de 2004, después de que Tigre le ganara a Cambaceres 1 a 0 por la Primera B Metropolitana. Molesto por la expulsión de su cuñado Matías Galmarini, llegó a los vestuarios, se identificó como titular de la Anses y quedó cara a cara con el árbitro del partido. «Vos no dirigís más a Tigre», soltó Massa, con sus dos manos en el pecho de Pablo Castagnino. «Vino a voltearnos, fue muy evidente», se quejó minutos después. El árbitro, por su parte, presentó una denuncia en la comisaría de Ensenada. Y Massa, arrepentido, debió pedir disculpas: «Me equivoqué, no tenía nada que hacer allí».
Te amo, te odio, dame más
Es la hora del estreno. Boca llega a la sala del Torneo Inicial y lo espera una película contra Belgrano en Córdoba. Hay ilusión en el planeta azul y amarillo, después del bajo rodaje en el campeonato pasado. Las llegadas de Gago, Cata Díaz, Gigliotti, Claudio Riaño, Cangele y Trípodi potencian la ilusión en la mayoría de sus hinchas. Salvo en uno de los más conocidos. ¿Quién? Diego Maradona. «No podemos ganarles a los equipos de Salta y San Luis 1 a 0. Si Boca sigue jugando así, va a perder hasta con Sacachispas», disparó el Diez. Fue una frase directa a Carlos Bianchi. El hombre a quien elogió pocas veces, y en varias cuestionó con su pirotecnia verbal. Incluso, desde sus tiempos en el banco de suplentes de Vélez. Aquí, una recopilación de sus mensajes filosos contra el DT de Boca.
Cuando Bianchi estaba en Europa, me ofreció plata para que le fuera a inaugurar una de sus escuelas de fútbol, en Reims. Era su único ingreso, porque ningún club lo llamaba. Hacía sapo. Me pagué el viaje, fui y no le cobré nada. La inauguramos, jugué con los pibes, los dirigí y hasta hice de árbitro. Pero después no volvió a llamarme para nada» (1997).
«Si un día me cruzo con Bianchi por la calle, lo escupo» (1997). Continue Reading