Asesinos de la agonía

A un toque

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Por Geoff Hernández (@geoffhernandez)

Di María festeja a pleno el gol del triunfo contra Suiza. Foto de Julian Finney/Getty Images South America / Vía Zimbio

Di María festeja a pleno el gol del triunfo contra Suiza. Foto de Julian Finney/Getty Images South America / Vía Zimbio

1- Las dudas jamás dejarán de estar. Malgastan sus energías aquellos que vitorean a los cuatro vientos las necesidades de buscar esquemas, romper al equipo y hallar la perfección. Imposible, no hay tiempo. El plan desde ahora es recuperarse de esta batalla y asentarse en la fe, en Messi, en Mascherano y Di María. Algo dejó muy claro esta agonía extrema de la Argentina: cada vez son más equipo. Las corren todas. Los relevos van desde Higuaín hasta Romero. Rojo sigue haciéndolo todo perfecto por la izquierda –cuánto pesará su ausencia en cuartos– y Zabaleta entendió que a partir del orden defensivo desde su zona, los volantes tienen más libertad en temporización. No deslumbran, pero ilusionan. Y es que al final, ¿quién ha podido transitar sin sufrimiento en este Mundial de los insurrectos?

2- Mascherano, el secuestrador del círculo central, lo gritó luego de sonar el pitazo final de los 90: “Vamos, carajo, hay que ir hacia adelante. Hay que hacer historia”. Y el detalle está en que él está siendo actor principal del transitar de la Argentina. Su omnipresencia en recuperación, su intención de circular la pelota, y la capacidad de corregir hasta un estornudo del torpe Gago y del ofensivo Di María lo engrandece aún más. Bahremi intentó crear juego por el medio, pero se frustró. Se alejó de la zona de Mascherano y prefirió marcar un encuentro mucho más defensivo. El Jefe sigue siendo el cronómetro que mide y medirá el tiempo de participación para esta Argentina en Brasil.

3- Suiza interceptó hasta el oxígeno argentino en San Pablo. La previa guiaba a una hecatombe en los defensas centrales, pero Djourou se encargó de acallar a los profetas del desastre. Por arriba sacó todo. Fue una de las tres estampillas que tuvo Messi en la espalda en todo el partido, relevó la zona de Rodríguez cuando se desprendía por la izquierda y potenció a Fabian Schaar. Xherdan Shaquiri batalló los 120 minutos contra el peor enemigo que podía enfrentarse: la soledad. La indolencia de Drmic llenó de ira a Shaquiri, que creó más ocasiones él solo que toda la Argentina en conjunto. El mejor de los helvéticos fue Xhendar, quizá está en el lugar incorrecto, y en la parte de la historia que no debe, pero por instantes destella las formas de un jugador que nunca será. Quizá, como siempre, yo esté errado.

[pullquote]El partido fue todo un reto a la paciencia y a la perseverancia del seleccionado argentino.[/pullquote] 4- Lavezzi y Messi vieron transformados sus guiones antes de la primera media hora de juego. Mascherano, fajado contra Behrami, y Mehmedi aprovechándose de eso para trepar por la izquierda, le dio por diez minutos el dominio de la zona media a Suiza, lo que empujó al Pocho, responsable y empático, a irse a volantear. Messi lo emuló, y se estancó más de lo necesario en ese sector –más mérito de Suiza que desmerito de la Pulga-. Higuaín jugaba de espalda al arco y pivoteaba hacia las bandas, donde Zabaleta no insistía tanto porque Di María se había asentado a perfil cambiado y por el otro lado estaba un Rojo encendido y constante en el ida y vuelta.

5- En defensa mejoraron y todo esto fue producto al volanteo de Lavezzi y la perfección de Mascherano. Fede Fernández y Ezequiel Garay estuvieron correcto, mas no geniales. Hicieron lo justo. Cuando todos entienden que la mejor forma de defender es atacar y que la posición de donde parten debe ser el lugar a retornar luego de perder la pelota, la recuperación se hace instantánea y simplista. Así lo hicieron y pudieron adueñarse del balón. La correcta utilización del recurso de la posesión es otro tema. Esta vez, desmejoró. Fernando Gago sigue siendo el culpable. Lucas Biglia en sólo 20 minutos dio más fútbol de lo que ha dado Gago en todo el Mundial. Es cuestión de percepción.

Di María prepara el remate que le dará el triunfo a la Argentina. Foto de Ronald Martinez/REMOTE/Getty Images South America / Vía Zimbio.

Di María prepara el remate que le dará el triunfo a la Argentina. Foto de Ronald Martinez/REMOTE/Getty Images South America / Vía Zimbio.

6- Di María se cansa, como todos los demás. El problema es que en el fútbol el cansancio es una actitud, y eso lo sabe muy bien, Di María. Heroico partido. Acostumbrando siempre a ser introducción y nudo en esta selección, hoy la vida le dio el regalo de ser también desenlace. Y que al final con Messi sigue siendo todo posible.

…y 7- Un paso más. Un escalón menos. La historia comienza a verse en el horizonte. Bélgica será el siguiente rival, después de su victoria contra Estados Unidos 2 a 1. Las milésimas de segundos. El latido en la garganta. El suspiro de toda una nación y la lucha de 23 hombres que quieren firmar el inicio de algo gigante. Hoy la Argentina está entre las ocho mejores del Mundo.

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