En el diario personal de Lionel Messi, hay una fecha resaltada con tinta fluorescente: 17 de agosto de 2005. Ese día, vivió su estreno con la Selección ante Hungría, en Budapest. Se trató de un debut rápido y furioso para la Pulga. Y no por un slalom para enfilar al arco. En apenas un minuto y medio, entró a la cancha por Lisandro López y fue expulsado en una polémica jugada. La tarjeta roja significó la primera escena de su historia en el seleccionado. Una historia de cinco años, con un currículum de 50 partidos y 13 goles. Y que alcanzó picos de amor y desencanto. Como su único gol en un Mundial, aquel contra Serbia y Montenegro en 2006, o su escasa rebeldía en las Eliminatorias. Su medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing, o su falta de goles en la última Copa del Mundo. Un personaje querido o rechazado. Y al que la conquista de títulos lo llevará al romance total en su país.

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