Mirar más allá del resultado

Al ángulo

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Por Santiago Tuñez

El día después de la derrota contra Paraguay, el análisis sencillo sería preparar, apuntar y disparar críticas hacia los jugadores y el DT de la Selección. O subrayar que el equipo extraña cada vez más la fantasía de Messi. Hay datos, sin embargo, que se imponen sobre esas opciones. Van más allá del penal atajado a Kun Agüero, el estilo desconocido del Patón Bauza y los cuatro delanteros en cancha, sin un referente de juego a su lado. Y al hilvanar los apuntes, se entiende esta realidad complicada y aturdida de la Argentina en las Eliminatorias.

De 1974 a 2004, el seleccionado tuvo cinco entrenadores. Fueron Menotti, Bilardo, Basile, Passarella y Bielsa. Todos ellos pudieron completar el ciclo de cuatro años en el banco y algunos, incluso, pudieron extender ese tiempo de permanencia en el banco. Claro que hubo un día en que todo cambió. El 14 de septiembre de 2004, Bielsa colapsó por su falta de energía y dejó su cargo luego de la medalla dorada en los Juegos de Atenas. Lo reemplazó Pekerman y, de ahí en más, siete técnicos pasaron por el banco. Así es, siete DT en poco más de una década: el propio Pekerman, Basile, Maradona, Batista, Sabella, Martino y Bauza. Una señal de la peligrosa inmediatez e histeria del fútbol argento.

Preocupan, en efecto, el recambio constante y la escasa continuidad de un proyecto. Y sobre todo, la apuesta a ideas sin puntos en común. Se pasó, por ejemplo, del vértigo ofensivo made in Bielsa al toque paciente del equipo dirigido por Pekerman. O del esquema armónico en tiempos de Tata Martino, a este desorden liderado por Bauza. Algo que activa aún más las alarmas, dado que Patón llegó al seleccionado con su etiqueta de técnico equilibrado. Nada de eso se vio, hasta ahora, en sus cuatro partidos por las Eliminatorias.

Este panorama oscuro se explica por las decisiones incomprensibles de la dirigencia en tiempos de Grondona y sus herederos. Minaron el campo y provocaron -entre otras cosas- que Pekerman y Sabella eligieran no continuar, pese a tener una base de jugadores para profundizar su idea. Bauza, en palabras de Armando Pérez, fue contratado por ser «el más potable», luego de que otros técnicos prefirieron evitar el cielo turbulento en celeste y blanco. Y los dirigentes no sólo devastaron el escenario de la Selección. Lo mismo hicieron con las juveniles, al pulverizar el proyecto diagramado por Pekerman y Tocalli. Se entiende, entonces, que Agüero, Romero, Mercado y Banega hayan sido los últimos nombres en dar salto al plantel mayor, hace casi diez años.

Así se llega a un equipo en zona de Repechaje para el Mundial de Rusia, falto de rebeldía, sin ideas de juego y con un técnico que se traiciona en cada partido. Todo tiene lógica, en definitiva, al mirar más allá del resultado.

 

 

 

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