Vuelve. Con la sonrisa incrustada en su semblante. Y el sueño de una torcida efervescente. “Los hinchas pueden esperar lo mejor de mí. Imagino un estadio lleno”, expresa Ronaldinho, nueva cara de lujo de Flamengo. La presidenta del club, Patricia Amorim, se manifiesta en tono similar. “La hinchada retribuirá llenando las canchas”, pronostica en conferencia. R-10, se sabe, es un personaje popular. Y perfora cualquier frontera más allá de Brasil. Lo demuestra la foto que acompaña este post. Allí se ve a un delincuente mexicano, que luce la cara del futbolista en su jeans. La pasión por Dinho, tal como se dijo, atraviesa Río de Janeiro. Es más fuerte.