Atrapados a 700 metros de profundidad en la mina San José, sus manos erosionadas habían tomado pequeños papeles para describir su sueño futbolero. La mayoría, bajo la luz tenue del refugio, habían coincidido en uno. ¿Cuál? Conocer el legendario estadio de Real Madrid. Cemento y césped decorados de historia. Y como el destino vertiginoso de una pelota, cristalizaron esa ilusión. Apenas una semana después de ser rescatados, cuatro mineros visitaron el Bernabéu. Asombro en pleno en sus ojos. Y en sus  voces. «Se lo podré contar a mis nietos. No esperaba que fuera tan grande», confesó Esteban Rojas.
En compañía del director general Jorge Valdano y el director de Relaciones Institucionales, Emilio Butragueño, el grupo de los mineros recorrió distintos rincones del Bernabéu. El propio Rojas, su primo Pablo, Ariel Ticona y Víctor Segovia vieron de cerca las nueve Copas de Europa conseguidas por el Madrid, la mayoría en tiempos de Alfredo Di Stéfano. También el título que acredita a los merengues como el Mejor Club del Siglo XX. Y se dieron el gusto de posar junto a una gigantografía de Iván Zamorano, compatriota y nombre glorioso del Real.
Ticona fue uno de los mineros más emocionados durante la visita. Llegó a España junto con su pequeña hija Esperanza, nacida mientras estaba atrapado en el yacimiento. «Ahora estoy empezando a disfrutar de ella», dijo antes de marcharse del Bernabéu. Y cerró: «No podría definir la emoción de estar aquí. Venir a este estadio es lo más hermoso que me podía pasar».