Vivir y jugar en Democracia
Se oyó ruido de la pelota en Barcelona. La melodía sonó en el Offside Fest, dedicado al cine documental deportivo. Los espectadores vieron 14 películas sobre historias unidas al fútbol desde el lado social, histórico y cultural. Y el premio del jurado fue para Democracia em preto e branco. Dirigido por Pedro Asbeg, el filme refleja la aventura que el inolvidable Doctor Sócrates lideró en Corinthians a principios de los ’80, en tiempos de la dictadura brasileña. Aquel plantel hizo del voto un método de vida y juego. «Votábamos todo: el horario, el medio de transporte para los partidos de visitante. Todo era decisión nuestra. Hasta el nombre del técnico”, recordó Adilson Alves Monteiro, ideólogo y director de fútbol de la Democracia Corinthiana, a la revista Al Arco. Esa versión del Timao, retratada con imágenes excepcionales en el documental, dejó su huella con los títulos paulistas de 1982 y 1983, y dos semifinales del torneo nacional. Y con el apoyo de Lula Da Silva (entonces líder de los metalúrgicos), Tom Jobin, Chico Buarque y Gilberto Gil, se animó elecciones presidenciales por sufragio universal. ¿Cómo describir el valor deportivo y social de ese movimiento. Nada mejor que estas palabras de Sócrates: «Jugué los Mundiales 82 y 86 en una maravillosa selección. Conocí el Calcio en la Fiorentina. Fui técnico y médico. Pero esa época fue la más exultante de mi vida. Dos años y medio que valieron por 40 años de felicidad”.
#QuieroCamisetaBoca
«Señores yo soy de Boca, yo quiero la camiseta», suelen cantar los hinchas xeneizes en el cemento de la Bombonera. El hit noventoso recorre varias generaciones y rincones del estadio. Con esa banda de sonido en sus oídos, pueden darse un gran gusto y ponerle el cuerpo a la casaca alternativa. El modelo de la temporada 2014-2015 diseñado por Nike -con cuello redondo y las iniciales C.A.B.J- será sorteado el próximo 14 de abril por este blog. ¿Cómo pueden participar? Con el hashtag #QuieroCamisetaBoca, deben seguir a @defutbolsomos y darle RT al tuit del sorteo. Muy sencillo. Ya pueden hacerlo. Adelante.
El autoplagio de Carlitos
El hombre no estaba sobre el cuadrilátero verde. Una lesión muscular, sufrida contra Borussia Dortmund por la Champions League, lo dejó fuera de acción en la capital. Por eso, cuando Carlos Tevez le dio destino de red a su tiro libre, el inconsciente colectivo sostuvo que le había pedido derechos de autor a Andrea Pirlo. Un experto en pelota parada que suele canjear por gol esas jugadas. Sin embargo, Apache nada tomó prestado del crack italiano ante Roma. Todo lo contrario. Se hizo un autoplagio. En la Copa América de 2004, le marcó a Perú un tiro libre con un ADN similar. Aquella tarde, había ingresado por D’Alessandro, a los 12 minutos del segundo tiempo. Y cuatro después, firmó el triunfo de la Selección y el viaje a las semifinales. Fue una de sus tardes de gloria con el equipo argentino. Y su primera obra de cumbre de tiro libre.
El último partido en Libertad

Carlos Liscano, protagonista de aquel partido antes de ser liberado, es hoy el director de la Biblioteca Nacional de Uruguay. Foto de La Diaria.
Por Gabriel Tuñez (@gabtunez)
“Alguien decidió, hace cinco días, organizar el último partido en el Penal de Libertad antes de la liberación. Yo he jugado al fútbol desde niño, también todo los años en la cárcel. Estuve fracturado y enyesado muchas veces. No quería jugar ese partido, no quería que ocurriera nada antes de salir. Pero era un deber despedirse jugando al fútbol”. (Fragmento de El furgón de los locos, de Carlos Liscano)
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El aviso, como siempre, llega en papeles apenas visibles, en susurros, en golpes precisos y comprensibles a las paredes. Los convocados sabrán qué hacer cuando salgan al recreo. No hay camisetas que los diferencien, no hay césped que pisar, no hay redes en los arcos de madera. No habrá otro partido allí, a 50 kilómetros del estadio Centenario, cuyas luces, como en la canción de Jaime Roos, resaltan a lo lejos en las noches de Montevideo.
Los presos políticos de la dictadura uruguaya se encontraban, en su mayoría, aislados del resto de la población carcelaria del penal de la ciudad de Libertad. Habían sido llevados desde diferentes prisiones, cuevas húmedas, oscuras y compartidas con ratas y cucarachas. Habían pasado los últimos 12 años de vida, si así se le podía llamar, entre la locura, los golpes, las torturas, el hambre y la ausencia. Escuchando las constantes voces que surgían de la mente, atormentándolos, lastimando los mejores recuerdos. Continue Reading