Se juega el derby madrileño. El Atlético contra el Real en el Vicente Calderón. Esta vez, por el pasaje a las semis de la Copa del Rey. Y el condimento es el mismo de siempre. Picante. Con protagonistas de peso, como Cristiano Ronaldo, Mourinho, Forlán y otras firmas. Y el recuerdo de nombres legendarios, como Ferenc Puskas (en la foto, el cuarto desde la izquierda). El húngaro que dejó su autógrafo en la red en un clásico de los 60. Lo hizo por duplicado para borrar todas las incógnitas. Y Eduardo Galeano lo retrató con su pluma extraordinaria en el libro El Fútbol a Sol y Sombra, ya recomendado en otros post de este blog.
«Fue en 1961. El Real Madrid enfrentaba, en su cancha, al Atlético de Madrid. No bien comenzó el partido, Puskas metió un gol bis, como había hecho Zizinho en el Mundial del 50. El atacante húngaro del Real Madrid ejecutó una falta, al borde del área, y la pelota entró. Pero el árbitro se acercó a Puskas, que festejaba con los brazos en alto:
-Lo lamento -se disculpó-, pero yo no había pitado.
Y Puskas volvió a tirar. Disparó de zurda, como antes, y la pelota hizo exactamente el mismo recorrido: pasó como bola de cañón sobre las mismas cabezas de los mismos jugadores de la barrera y se coló, como el gol anulado, por el ángulo izquierdo de la meta de Madinabeytia, que saltó igual que antes y no pudo, como antes, ni rozarla».