JUAN CRUZ KOMAR Y SU EXPERIENCIA EN PALESTINA

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Por Marcos Villalobo / Para La Nueva Mañana

Una amplia sonrisa se le dibuja a Juan Cruz Komar cuando se le propone contar lo que fue su visita, durante sus vacaciones, a Palestina. Es que fueron días especiales e inolvidables para el defensa central de Talleres. Porque no fue un viaje más; le permitió aprender y, además, poder traer una nueva voz. “Es muy largo para contar en una nota”, expresa apenas lo abordamos. No obstante, se entusiasma. “Vamos a hacer lo posible de sintetizar”, dice, entonces.

Y arranca: “Viví un montón de cosas. Es difícil resumir, pero conocí un pueblo, el palestino muy oprimido, al que le violan toda clase de derechos humanos. Desde detenciones, desde prisiones preventivas que se extienden durante años sin cargo ni juicios, desde gente muerta por francotiradores, desde no poder salir de sus ciudades, de tener que pasar por un check point todos los días para ir a trabajar. Un check point es un control militar donde militares israelíes a punta de pistola revisan los documentos y palpan a todas y todos los ciudadanos. Vivir eso, ser parte, escuchar las historias en vivo y por los propios habitantes es algo que me chocó mucho, me impactó”.

“Conocía la situación y sabía con lo que me podía encontrar. Pero lo cierto es que estado ahí me afectó de otra forma. Escuchar a personas, a gente como nosotros, que por ahí los medios de comunicación nos llega muy diferida la imagen de cómo es un árabe, de cómo es un musulmán, y lo cierto es que son personas extremadamente hospitalarias y me hicieron sentir muy cómodos donde estuve. Escuchar desde sus bocas historias tan terribles, tan dramáticas, de tanta presión por parte de Israel. Es algo que choca y sensibiliza mucho”.

“Crecí mucho en la interculturalidad. Me refiero a ser más amplio y tener una apertura de cabeza más grande para saber y respetar las diferencias religiosas, políticas y culturales que hay en otros lugares”.

“Hay ciudades como Jerúsalen, que me parecieron una maravilla, una locura, y un montón de adjetivos que ahora no se me vienen a la mente. Convivís con una población árabe, musulmana y caminás cien metros y convivís con turistas de todo el mundo, y caminás otros cien metros y convivís con judíos que hablan en hebreo. Entonces, cambian los idiomas, los mercados, las cosas que se venden, la música, en cuestión de metros. Son cosas muy locas. Además del significado religioso que tienen estos lugares, están los espacios turísticos que son extraordinarios. Fue un viaje muy bueno en el que siento que aprendí y crecí mucho”.

«Muchos se sorprendían que haya ido de vacaciones allá. Hablé mucho de fútbol con la gente de allá. Yo les contaba mi historia y les llamaba la atención. Al no tener un fútbol fuerte, ellos consumen mucho fútbol europeo. Hablamos de todo, cuando estuve coincidió con la final de la Champions League y lo vi con ellos. Fue interesante ese momento también”.

“Quería conocer en el viaje a Honey Taljieh, pero no pude. Y estoy “contento” en no haberla conocido, porque ella en ese momento estaba en Rusia, en el Mundial. Yo estuve justo en las vísperas. No pudimos coincidir, pero me puso contento que ella estuviera allá, que una mujer tan significativa para Palestina y para el fútbol árabe allá vivido el Mundial de Rusia desde adentro”.

Los rostros de Komar fueron variando a medida que narraba su experiencia. Decidimos obviar las preguntas, todas sus respuestas eran homogéneas y nos hacían viajar hasta aquel lugar. Tan lejano, tan cercano. Al terminar el diálogo, el defensor volvió a sonreír, estrechó la mano mirando a los ojos. Saludó y se fue. Muchas historias aún restaban contar.

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