Algunez vez, un partido de Los Pumas obligó a adelantar dos horas el clásico entre River y Boca. Ocurrió en octubre de 2007, cuando el seleccionado de rugby pisaba fuerte en el Mundial y atraía todas las miradas. ¿Cuál fue la reacción de los hinchas? Llenar el Monumental y ponerle el mejor sonido de aliento. Lo contrario sucedió este fin de semana en Suiza. Allí, los fanáticos de Lucerna se enojaron por el cambio de horario del partido ante Basilea. Algo ordenado por la TV que no coincidiera con la final entre Roger Federer y Novak Djokovic. Y molestos por esta decisión, lanzaron pelotas de tenis al césped. Una, dos, tres… Miles. Así, llenaron el campo de bolas amarillas. Y protagonizaron una de las protestas más curiosas en el planeta fútbol.

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