Por Alan Alberdi (@alanalberdi)
Es común ver que un futbolista deje su ropa para siempre en un vestuario y se dedique a ser entrenador. En el último tiempo, algunos han elegido por representar a otros jugadores, y hasta hay quienes encuentran lugar en el periodismo peportivo. Sin embargo, no es frecuente ver a alguien como Lilian Thuram, dedicado con su fundación a luchar contra el racismo.
Nacido hace 44 años en Guadalupe, Thuram llegó de muy pequeño a París. Llevaba la fantasía de ser futbolista. Vaya si lo logró: jugó en Mónaco, Parma, Juventus y Barcelona. Como si fuera poco, es el jugador que más veces jugó con la selección francesa: 142 partidos. Participó en tres Mundiales y cuatro Eurocopas. Gritó campeón en la Copa del Mundo 1998 y la Eurocopa 2000.
Su preocupación por el racismo se dio desde pequeño. Vivió con su madre en suburbios de París, en los que conoció a niños de diversas nacionalidades. “Todos éramos pobres y considerados por muchos como una lacra para la sociedad. No sólo era pobre, sino que también era de negro y de Guadalupe. Sentí en mi propia piel varios episodios de racismo lamentables”, recordó alguna vez. Además, señaló que sus antepasados fueron esclavos. Estaba destinado para luchar por una realidad mejor.
El Mundial de Francia 1998 generó mucha controversia. Por aquel entonces, las tendencias racistas estaban más latentes que nunca. El seleccionado contaba en sus filas con muchos jugadores de piel negra, provenientes del norte de África, por ejemplo Marcel Desailly (Ghana) y Patrick Vieira (Senegal). Por citar otro ejemplo, la estrella de aquel plantel, Zinedine Zidane, era de ascendencia argelina. La obtención del titulo significó mayor tolerancia.
“Todos éramos pobres y considerados por muchos como una lacra para la sociedad. No sólo era pobre, sino que también era de negro y de Guadalupe», recordó alguna vez Thuram sobre sus tiempos en los suburbios de París.
Aquella selección fue tratada como La Integración. Thuram mostró su desacuerdo en que Francia era un ejemplo multirracial. “No puede ser un equipo multirracial, puesto que sólo hay una raza”. Además, sentenció: “Se dijo que Francia era un país con un equipo multicultural, y esa vez tampoco estuve de acuerdo, porque cuando ves los equipos de Argentina, Italia o España, son equipos multiculturales porque cada jugador tiene su propia cultura”.
En agosto de 2008, el defensor anunció su retiro del fútbol por una dilatación cardíaca. Ese mismo año fundó la Fundación Lilian Thuram, que lleva el lema de “Educación contra el racismo”. El ex futbolista frecuenta en charlas educativas para contar sus experiencias personales, pero -sobre todo- pretende detectar y entender las bases culturales de los comportamientos racistas.
“No podemos limitarnos a decir que ser racista está mal, hay que ir más lejos. Es una plaga que no es innata. La hemos creado nosotros al hacer distinciones de raza, cuando lo que hay es una única especie humana. El trabajo de educación es fundamental, y de ahí la idea de crear una fundación contra el racismo“. Su postura le hizo ganar muchos elogios, y hasta le fue ofrecido el cargo de Ministro de la Diversidad, pero rechazó la oferta porque prefirió combatir desde su Fundación.
En 2013, presentó su libro, Mis estrellas negras: “Rindo homenaje a todos ellos, personas negras que han logrado ir superando barreras y haciendo ver que no somos tan diferentes. Todos somos iguales y, por tanto, debemos de tener las mismas oportunidades”. Lo cierto es que, a sus 44 años, el ex defensor ha aprovechado de forma excelente la popularidad que le dio el fútbol, pero para un fin solidario y conscientizador. El racismo sigue asomando en muchos lugares del mundo y también en el fútbol, pero habrá esperanza con gente como Thuram.
*El texto fue publicado por el autor el sitio Pasión Fulbo