No te olvidés
Diez años después, el Kun Agüero está distinto de aquel, pero casi igual. Ya no tiene el rostro de adolescente, ni los músculos en pleno desarrollo. Ahora se lo ve con el cuerpo macizo y el semblante de un hombre que empieza a bordear las tres décadas. Aunque el contenido de su envase sigue intacto. Pleno de talento como aquella de mañana de septiembre de 2004. La mañana de su obra cumbre con el cuerpo pintado de rojo.
Después de haber logrado el Mundial Sub 20 en Holanda y conectado con Lionel Messi, Agüero se había hecho un espacio definitivo entre los 11 titulares de Independiente. Falcioni apostaba sus fichas al delantero en cada partido. Y en aquel derby contra Racing, el Kun llevó el infierno al grado más encantador. Su gol fue una pintura artística que aún celebran los hinchas de Independiente. El broche para un triunfo que dejó nocaut a Racing. Continue Reading
Yo te avisé… y vos no me escuchaste
Por Santiago Tuñez
Mayo de 1980. La dictadura recorre el cuarto año en el poder y su puño de hierro golpea con fuerza en la sociedad. Ya no se ven miles de cuerpos en pleno éxtasis por el título en el Mundial. Tampoco retumban gritos en la madrugada para festejar los goles de un grupo de juveniles, allá a lo lejos, en tierras japonesas. Las luces oscuras se proyectan sobre la vida diaria y las balas de los militares son la música más temida del país. En Buenos Aires, el general Jorge Videla se reúne con su par brasileño, Joao Baptista Figueiredo, y anuncia el comienzo de una nueva etapa en la relación bilateral. Rodeado de intereses militares argentinos y chilenos, el papa Juan Pablo II continúa la mediación por el Canal de Beagle. La agenda de política exterior aún no contempla una guerra con Gran Bretaña por las islas Malvinas. Después de ocho años, Manal hace sonar sus acordes. Y en Düsseldorf, Guillermo Vilas y José Luis Clerc ganan la Copa de las Naciones en la final contra Italia.
Los obreros de la tinta y el papel teclean esas historias en los diarios. Y en cada edición hay un personaje infaltable: Diego Armando Maradona. Con un rodaje de casi cuatro años en el mundo del fútbol, su rostro aparece en Deportes y en Información General. Se escribe, por un lado, sobre el interés de River, Rosario Central y Deportivo Español, que desde el Nacional B ofrece ocho millones de dólares para contratarlo, aunque Argentinos Juniors rechaza venderlo al mercado local. Y por el otro, los grafólogos Wanda Massaferro y Luis Kirschbaum analizan la firma del Diez. Sus conclusiones son categóricas: “Gran soñador, pero realista. Claro en sus pensamientos y agudo en sus críticas. No le gusta, ni le gustará, que se metan en su vida íntima. Bondadoso, optimista y desbordante”. Continue Reading
En el nombre del padre

Coco Basile y su piloto azul de cábala, en aquella nota con El Gráfico tras ganar la Copa América de 1991.
Julio de 1991. Después de 32 años, la Selección gritaba campeón en la Copa América de Chile. Con toque prolijo, estilo ofensivo y nombres de jerarquía, dejaba recuerdos inolvidables. El entrenador de aquel equipo dedicaba el título a su padre y contaba sus sensaciones luego del festejo: «Yo estoy copado con este grupo por el fútbol que juega». Extractos de aquella nota con la revista El Gráfico.
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Por Natalio Gorín
Dejó el banco de suplentes y fue al encuentro con sus jugadores. A los lejos se podía adivinar su emoción. Se abrazó fuerte con Ruggeri, quizás sin palabras, porque no hacían falta: entre ellos estaba dicho. Después con Caniggia, con Goycochea, con Basualdo, con todos… De pronto, el profesor Ricardo Echeverría, y en ese gesto mutuo de tomarse las caras, mirarse, quedó sellada una amista definitiva, más allá de lo profesional. Un rato después, siempre cerca de «mi hermano», el Panadero Díaz, entró en la sala de conferencias. En sus ojos todavía brillaba una lágrima. El Coco Basile, el hombre del piloto azul, que por cábala no abandonó ni aun en el sol, el del vozarrón, el del faso permanente, el de las frases cortas y directas, escucho un aplauso y miró sorprendido. Una sonrisa casi avergonzada se dibujó en su rostro. Entonces supo, una vez más, que estaba viviendo su hora triunfal. Continue Reading
(Primera) Lección de honor
Domingo 20 de septiembre de 1931. La fecha está tatuada en la piel del superclásico. Nada puede borrar su tinta, ni su diseño personal . Ni siquiera el recorrido de más 80 años sobre el tablero verde. Ese día, Boca y River jugaron su primer duelo del profesionalismo. Ocurrió en el “field de Brandsen y Del Crucero”, tal como se escribía en aquellos días. Y terminó en escándalo. La hecatombe total. “El clásico defraudó a los espectadores”, fue el título de la crónica publicada días después por El Gráfico. Un relato histórico. Inolvidable. Eterno. Vale la pena, entonces, viajar al archivo y que el corazón galope con aquellas letras de molde rumbo al superclásico del domingo.
Muchos aficionados, ansiosos por no perder el plato fuerte que les ofrecía el clásico match ente Boca Juniors y River Plate, los tradicionales adversarios de la Boca y protagonistas del actual certamen de profesionales, fueron desde las 10 al field de Brandsen y Del Crucero, para tomar cómoda ubicación. El objeto del adelanto no era otro que ése, que no era posible suponer que lo constituía el deseo de sacarle el jugo a los cincuenta, viendo también los matches preliminares. Todo el interés radicaba en el partido principal y de ahí la molestia de la larga espera. Sin embargo, ese público estoico que arrostra cuanto obstáculo o contrariedad que se le presenta, con tal de satisfacer sus deseos, se vio defraudado, por cuanto de un espectáculo que se le prometía de hora y media, sólo presenció 25 minutos, sin que se le devolviera íntegramente o en parte proporcional el importe que abonó para ver un match entero.

El penal pateado por Varallo que provocó la polémica en el primer Boca-River del profesionalismo. Foto de La Nación.
¿Cuál fue la causa que motivara esta anormalidad de la que, a la postre, vino a resultar víctima el público?
He aquí una pregunta cuya respuesta nos será dad por todos en la misma forma, ni aun por aquellos que presenciaron el cotejo. Y hasta nos atreveríamos a decir que la mayoría atribuirá la culpabilidad principal al referee que pública y notoriamente es otra víctima propiciatoria del ambiente en que actualmente, y desde hace años, se desenvuelve el fútbol. Continue Reading
Veinte años de soledad
Su cuerpo rebosaba de satisfacción. Ya no había frustraciones, tampoco daños coletarales de sus noches de excesos. Los ejercicios en triple turno y los pies adheridos sobre la cinta de correr habían encendido su motor. Al fin, resistía golpes, patadas y empujones de los rivales. Soltaba asistencias quirúrgicas a Caniggia, diseñaba paredes de alto vuelo con Redondo, trazaba rabonas y hasta horneaba la pelota en un córner para cocinar el partido contra Nigeria. Era una tarde fantaseada en la vida de Diego Maradona. Fue, al cabo, su caída en celeste y blanco. El doping positivo y la suspensión de 15 meses lo eyectaron por siempre del seleccionado. «Jugué con el alma, con el corazón. Todos saben que para jugar no hace falta la efedrina», sostuvo en su defensa mediática. Aquel sábado 25 de junio de 1994, llegó el punto final de su obra con el seleccionado. Su currículum concluyó en 91 partidos y 34 goles. No hubo más juegos, ni gritos eternos del Diez con la camiseta argentina. Sus brazos quedaron caídos. Su alma, destrozada. Y la pelota, a la intemperie. Desde hace 20 años, como escribió Eduardo Galeano días después en Página 12, todos nos sentimos un poco más solos.