Santiago Tuñez Author
Recuerdos que no se borran
Como en los buenos viejos tiempos, Peñarol habita en las semis de la Libertadores. Y su viaje a esta fase copera trae recuerdos inolvidables. Como el mítico gol de Diego Aguirre -actual DT de los Manyas- en la final de 1987. El tercer cruce contra América de Cali consumía los últimos dos segundos del alargue. Y los colombianos, por mejor diferencia de gol, preparaban sus cuerdas vocales para el grito sagrado. Pero Aguirre se puso la ropa de héroe y convirtió el 1 a 0 que le dio a Peñarol su quinta Copa. «Ese gol marcó mi vida», confesó alguna vez. Se entienden esas palabras. Más aún, al escuchar los relatos de aquella tarde en Santiago de Chile. Increíbles. Emocionantes. Y legendarios.
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Carlito’s Way
Nada parece traspasar su armazón. Ni siquiera saber que tiene escasos boletos para jugar la Copa América. Estas adversidades deportivas son un simple juego para Carlos Tevez. Lo demostró el fin de semana, al vestirse de campeón de la Copa FA con Manchester City. Y hace algunas horas, nomás, cuando convirtió por duplicado en la Premier. El Apache reaccionó con rebeldía. Fortaleza psicológica. ¿Dónde está la clave de ese temple? Hay que bucear en el archivo. Y en su infancia, allá en el Fuerte, estará el fuego que calentó su personalidad. «Recuerdo estar acostado en mi cama junto con mis hermanos y mis padres, escuchando los balazos y los gritos fuera de nuestra ventana. Aunque supieras que no era normal ni estaba bien, te acostumbrabas a eso». En esas palabras, sin dudas, asoma la razón de su éxito futbolero y de su vida.
El día después
¿Qué siente un futbolista cuando la hora del retiro empieza a sonar en su reloj? ¿Cuál es su visión sobre el futuro lejos del césped? Las lágrimas de Martín Palermo, luego del clásico contra River, fueron disparadores de esas preguntas. Y Facundo Sava, ex jugador y psicólogo social, aportó las mejores respuestas a esas incógnitas. Lo hizo en una columna escrita para la agencia de noticias Télam. Aquí, los mejores extractos en la pluma del Colorado.
La melancolía, la tristeza, la angustia, los recuerdos de goles y lesiones y puteadas y alegrías, los hijos, los compañeros, los dirigentes, los técnicos, los periodistas, los familiares, los representantes… Todo esto estaba en el rostro de Palermo. Y lo canalizó en las lágrimas y en el abrazo con el hermano y los compañeros, lo pudo expresar». Continue Reading
Lágrimas derramo por ti
Ocurrió en el Calcio. La anteúltima fecha filmó los festejos de Milan por el título. Y también, el descenso de Sampdoria. La derrota con Palermo 2 a 1 compaginó un triste futuro. Lloraron sus hinchas y algunos de sus futbolistas. Uno de ellos fue Angelo Palombo. Desconsolado, se acercó a una tribuna y pidió disculpas por el descenso. La imagen se adapta a un texto escrito por Jorge Valdano, en su libro Apuntes del Balón. «Vi a Karpin llorar por la eliminación de Rusia en la Eurocopa. Es la manera en que los hombres deben vivir el fútbol, tomándolo en serio como si fueran niños».
Lo que te devoraste…
Hace menos de un año, las redes sudafricanas se movían con los goles de Miroslav Klose. Asesino serial en el área, gritaba cuatro veces en el Mundial. Y dos de ellas, justamente, contra la Argentina. La tarde del adiós de Maradona como DT de la Selección. Pasó el tiempo y, ahora, la efectividad de Klose cotiza en baja. La prueba es el increíble gol que falló contra Stuttgart. Robben trazó su típico desborde y el delantero de Bayern Munich sólo tenía que tocarla. Lo hizo… por arriba del travesaño. Nadie podía entenderlo. Ni los dirigentes del club en la platea. Y menos aún, el propio Klose, derrumbado contra la red.
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Al fondo de la red (fecha 14)
A los 21 años, Patricio Rodríguez se dio un gran gusto. Inolvidable. Su tercer gol en el fútbol nuestro, ahí en Bahía Blanca, fue una perla extraordinaria. Incluyó enganches ante los defensores, aceleración, gambeta al arquero de Olimpo y un toque de zurda a la red. Un compacto ideal para grabarlo en DVD y apretar play una y otra vez. En la zona donde la mayoría de los jugadores se nubla, Patito despejó su mente y le puso sol al cielo de Independiente. Y además, le borró el diminutivo a su nick futbolero. Ya es hora de que lo llamen Pato.
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La leyenda continúa
Podrán buscarse distintas razones para justificar sus escenas legendarias. Hay quienes dirán, simplemente, que es un elegido del destino. Otro, esotéricos, afirmarán que tiene línea directa con el más allá. Quizás, la búsqueda deba ser más terrenal. Y en ese costado, sí, aparezcan motivos acertados que ayuden a comprender el fenómeno de Martín Palermo. Como su fortaleza mental, motor de funcionamiento pleno para soportar lesiones y golpes familiares. También, su voluntad de superación. Y sobre todo, su falta de temor al que dirán. Allí, entonces, se entenderá mejor por qué dejó una huella. Una huella de goles para recordar en Estudiantes, Boca y la Selección. Y al que, ahora, se suma su cabeza en el último clásico contra River. Nada más. Nada menos.