RACING ADOPTA MÉTODOS EUROPEOS PARA CREAR LOS JUGADORES QUE NECESITA

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Por Rory Smith / Para New York Times

Al fondo del gimnasio de la academia de juveniles de Racing Club, oculto en parte por un anaquel oxidado con pesas, el muro está pintado de azul oscuro y pintarrajeado con varios símbolos. En un lado hay cuatro puntos brillantes codificados por colores; en el otro, cuatro círculos amarillos con números. Desde el suelo se erigen dos representaciones miniatura de postes de portería, de no más de 30 centímetros de ancho; en la parte más alta, hay dos ganchos y desde cada uno cuelga un balón amarrado a una cuerda.

Diego Huerta, un asistente de las divisiones inferiores y uno de los cazatalentos del club, pasó caminando enfrente y apenas echó un vistazo, pero se detuvo cuando se percató de las miradas confundidas. En el Borussia Dortmund, explicó, la academia presume un Footbonaut, un artefacto futurista de entrenamiento diseñado para mejorar la velocidad de pensamiento y la capacidad de ejecución. Dentro de una jaula, los jugadores del Dortmund reciben un balón cada pocos segundos. Al mismo tiempo, se enciende una caja en uno de los cuatro muros. El jugador debe girar, patear el balón a la caja correcta y después estar listo para recibir el siguiente pase.

 

El Dortmund es uno de sólo dos clubes en el mundo en tener uno; el TSG 1899 Hoffenheim es el otro. Los entrenadores creen que dos o tres minutos dentro del Footbonaut pueden tener el mismo impacto que muchas sesiones de entrenamiento, pero no es barato: cada máquina cuesta entre dos y cuatro millones de dólares, y el software del que depende necesita actualizaciones.

El costo está muy lejos del presupuesto de Racing. Por lo tanto, el equipo está trabajando con un desarrollador local de software en un equivalente simplificado y más asequible pero, mientras tanto, su respuesta, adaptada para las realidades del juego en la Argentina, incluye los puntos y los círculos pintados en los muros del salón de pesas, y los balones de fútbol que cuelgan de las cuerdas. “Esta”, comentó Huerta, “es nuestra versión”.

Los clubes más importantes de la Argentina son instituciones sociales, en las cuales los miembros votan por su presidente cada cierta cantidad de años. El sistema es apreciado como un baluarte en contra de la furtividad corporativa, un mecanismo para garantizar que las identidades de los clubes no queden en manos del mejor postor, pero puede volverlos complicados y con una estructura resistente al cambio.

Diego Milito es la mente detrás de este proyecto para los futuros jugadores de Racing.

En ese contexto, Racing destaca como un bastión de la innovación. No sólo se trata del Footbonaut casero. Es el apoyo disponible para los 55 chicos que viven en la pensión del club —mucho tiempo antes de las ofertas que recibe la mayoría de sus pares en la Argentina—, que va desde trabajadores sociales y psicólogos hasta tutores académicos. Es el enfoque hacia el desarrollo de los jugadores que se centra menos en los resultados y más en el progreso individual. Sobre todo, es el trabajo que se hace en una pequeña oficina subterránea ubicada en el estacionamiento del estadio del club.

Aquí, el equipo de cuatro cazatalentos de Javier Weiner, entre ellos Huerta, observa partidos de las ligas menores de Argentina y de un puñado de países de Sudamérica a través de Wyscout, una plataforma de contenido que transmite eventos deportivos de todo el mundo. Cada cazatalentos se encarga de un área: Weiner cubre Argentina y Colombia; Huerta monitorea el fútbol juvenil y Venezuela.

Por medio del servicio analítico de InStat, compilan expedientes de posibles adquisiciones, donde reúnen no sólo datos duros sobre el rendimiento de los futbolistas, sino también sus perfiles médicos, emocionales y psicológicos. Obtienen la información de periodistas en redes sociales.

En Europa, Norteamérica y Asia, la mayoría de los clubes de este nivel consideraría este trabajo como una norma de la actualidad; en la Argentina, es casi revolucionario. “La mayor parte del tiempo, el entrenador se encarga de reclutar a los jugadores, o el presidente, con la ayuda de algunos representantes”, comentó Huerta. “No hay ningún proceso: todo cambia de forma constante. Además, en algunas ocasiones, la gente que toma las decisiones no sabe nada de fútbol”.

Sin embargo, Racing está determinado a ser “otro tipo de club”, mencionó Weiner. “Debemos ser creativos”, ahondó. “Debemos tener una red que nos permita llegar a los jugadores antes que los clubes más grandes, porque en términos financieros no podemos competir con River y Boca”.

Racing se destaca como un bastión innovador en el fútbol argentino. Más allá del Footbonaut casero, brinda apoyo constante a los 55 chicos que viven en la pensión del club. Los juveniles cuentan con trabajadores sociales y psicólogos.

La mente maestra detrás de este plan para el futuro es una de las figuras destacadas del pasado de Racing. Diego Milito ganó dos títulos de la Argentina con Racing como jugador, aunque tuvo la mayor parte de su éxito en Italia, donde fue el delantero de una escuadra ganadora del triplete: el Inter de Milán de José Mourinho. Regresó al equipo de su infancia para terminar su carrera en 2014. En 2016, después de retirarse, fue nombrado secretario técnico —el equivalente en otros países al director deportivo— de Racing.

De acuerdo con Huerta, la meta de Milito era “que Racing fuera campeón de nuevo”. Está a punto de lograrlo: Racing encabeza la Superliga argentina, y poco a poco está más cerca de conseguir un título que no ha obtenido desde 2014. “Todo el tiempo que Milito estuvo en Europa, vio cómo trabajaban e intentó adaptar algunas de las ideas que encontró”, expresó Huerta.

La caza de talentos era fundamental. Uno de los primeros nombramientos de Milito fue Weiner, que había trabajado en una “unidad técnica móvil”: una operación independiente de cazatalentos que llevó a cabo proyectos para clubes europeos y estadounidenses. “Trabajamos con el Bayer Leverkusen, el Udinese, el Chicago Fire y unos pocos más”, recordó Weiner, que como hincha de Racing no desperdició la oportunidad de firmar un contrato permanente cuando Milito se lo pidió.

 

Racing siempre ha tenido una reputación en el desarrollo de juveniles —en Argentina, el club es conocido como La Academia— y es una parte central del plan de Milito. En su oficina, Huerta tiene un mapa de todas las zonas de Argentina donde ha ido a buscar talentos. Nunca ha habido escasez de talento, por supuesto —“Suiza sabe cómo hacer relojes y nosotros hacemos futbolistas”, mencionó el canoso director de la academia, Miguel Gomis—, pero también creen que se puede hacer de una forma más eficiente y confiable.

“No vemos los errores que cometemos porque, sin importar qué tan mal vayan las cosas, los futbolistas siempre obtienen buenos resultados”, sostuvo Gomis.

En la actualidad, hay una tendencia a no enfocarse en el “talento de los entrenamientos” —el interminable grupo de jugadores atacantes y creativos que ha dado fama a Argentina—, sino en “posiciones de concepto”, los papeles más cerebrales, más defensivos. “Queremos crear a los jugadores que necesita Racing”, explicó Claudio Úbeda, entrenador de las inferiores. “Pero también a los jugadores que quieren en Europa”.

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