“Un chico joven que tenga calidad siempre aporta al juego y también al resto de los jugadores: espontaneidad, atrevimiento, imaginación y desparpajo”. Johan Cruyff escribió esa máxima en su libro Me gusta el fútbol. Y sus palabras se adaptan a la realidad de Javier Pastore. Allá por mediados de 2009, aterrizaba en el Calcio con sólo 20 años en su cuerpo y 38 partidos en su currículum. Perfil bajo en la escena mediática y alto en el césped. Un carasucia que garantizaba los elementos redactados por Cruyff. Y ahora, con una temporada de rodaje, disfruta de algo más que su giostra del gol. Más allá de los tres gritos ante Catania, mantiene su autenticidad de joven. Se anima a reclamar la bola, fantasea en la zona de fuego y ve en milésimas lo que a otros les cuesta segundos. Así es Pastore. El chico de la tapa en Italia. Il fantasista.