A un toque
Yo quiero tener un millón de amigos
«Me voy a Rusia con gran interés. Es una nueva aventura en mi carrera». Lo aseguró Roberto Carlos, allá por febrero pasado, cuando armó su equipaje y voló directo a ese país. La llegada a Anzhi anotaba otro club europeo en su exitoso currículum. No sólo eso: también le ponía fin a su ciclo en Corinthians, donde había sido amenazado por los hinchas. Y tres meses después de esas palabras, no quedan dudas que el lateral vivió experiencias inéditas en Rusia. En el partido contra Volga, un hincha entró al césped y le pidió un autógrafo. ¿Cuál fue la reacción del brasileño? Primero, puso su firma en el papel. Después, lo abrazó. Y al cabo, lo despidió con aplausos. Un crack.
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El tiro del final
Nadie puede entenderlo en Panamá. Pasan las horas y la conmoción aún revolotea en el fútbol de ese país. Ocurre que un jugador de Chorrillo FC fue asesinado a tiros a la salida del estadio. El crimen se produjo luego de que su equipo le ganara a Tauro FC 4 a 0 y firmara el boleto a la final del Clausura. Y la noticia sorprende aún más, ya que De La Rosa había convertido el segundo gol. Un festejo desde la mitad de la cancha. El asesino escapó luego de matar al futbolista con una ráfaga de disparos. La policía investiga el móvil del crimen. Y por ahora, sólo lo relacionan con los dos años en que De La Rosa estuvo en prisión, tiempo atrás, por estar vinculado a un caso de homicidio.
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Palabras mayores (por Ariel Ortega)
Era su regreso al Monumental. Su vuelta al hogar preferido. Ese de sus mejores trucos con los pies, frenos en velocidad y ventas de amagues a defensores de turno. Sin embargo, Ariel Ortega no podrá estar este domingo contra River. Lo impide una cláusula en su contrato. Un reclamo de Passarella y compañía, cuando aterrizó en All Boys. Algo que hizo estallar la pirotecnia verbal del Burrito. El protagonista de la mejor frase futbolera de la semana.
Da bronca no poder jugar. Las cláusulas que te impiden jugar contra el dueño de tu pase no deberían existir. Le hacen mal al fútbol. Son de gente insegura».
Tócala de nuevo
Lo imaginó distinto. Con una pelota en la mano y la ovación interminable en la caída del telón. Sin embargo, todo fue distinto en el cierre futbolero de Ricardo Bochini. Hace 20 años, una patada brutal de Pablo Erbín lo dejó dolorido en el césped. Con el cuerpo en una camilla. Y la firma de su retiro voluntario. Adiós a 19 años de su vida color de rojo. De títulos, copas y goles mágicos. De fantasía y estrategia fría.
«Bochini es un verbo para mí. Bochinear es pensar antes que los demás». Lo dijo Gustavo Cordera, ex líder de la Bersuit. Se trató de un elogio artístico. Un concepto de alto vuelo. Como este poema que Héctor Negro le dedicó al Bocha. A dos décadas de su despedida, pasen y lean. Continue Reading
La banda del pool y el toque
Alguna vez, la escena cruzó la mente de todo hombre. En una noche de amigos y tragos en un bar, se imaginó con una pelota en sus pies. Y de pronto, empezó a mover la bola. Todo, en esa postal de diversión, chicas y luces de colores. Difícil de llevar ese momento a la realidad. No para Budweiser, que cristalizó ese deseo en su última campaña publicitaria. Incluso, la empresa cervecera se animó a más en esta propaganda y unió al fútbol con el pool. Pases y cabezazos con pelotas pintadas como bolas de pool. La ilusión de cualquier futbolero hecha real. Y lógicamente, de la banda del pool y el toque.
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Gracias por el juego
Murió. A los 99 años, Ernesto Sábato le puso punto y aparte a su última página. Cerró el libro de su vida. Un libro escrito con palabras célebres. Maravillosas. Y en el que no sólo hubo espacio para obras geniales. El escritor, también, le hizo lugar a su pasión futbolera. Corrió detrás de una pelota y tuvo sueños de goleador. «Cuando estaba en el Nacional de La Plata, jugábamos en Estudiantes. Era delantero. pero dejé porque tenía la mollera floja. No podía cabecear», recordó alguna vez sobre los buenos viejos tiempos en el césped. Continue Reading
El amor es más fuerte
Era la última ficha. Y el giro de la bola resultó un premio para Northampton Town. Porque empató y sueña con evitar el descenso en la League 2, de Inglaterra. El festejo significó un desahogo para sus jugadores. Y sobre todo, para uno de sus hinchas. Derry Felton, de 18 años y parapléjico desde su infancia, tomó impulso e ingresó al campo en su silla de ruedas. Fue un momento inédito. Unico en la vida de un fanático. ¿Cómo explicar esta escena? Nadie como el propio Felton para hacerlo. «Todo se debió a la excitación del momento», admitió. De ahí que el club haya descartado una multa. Aplausos para los dirigentes. Y lógicamente, para este hincha. El amor es más fuerte.
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