A un toque
El día después
¿Qué siente un futbolista cuando la hora del retiro empieza a sonar en su reloj? ¿Cuál es su visión sobre el futuro lejos del césped? Las lágrimas de Martín Palermo, luego del clásico contra River, fueron disparadores de esas preguntas. Y Facundo Sava, ex jugador y psicólogo social, aportó las mejores respuestas a esas incógnitas. Lo hizo en una columna escrita para la agencia de noticias Télam. Aquí, los mejores extractos en la pluma del Colorado.
La melancolía, la tristeza, la angustia, los recuerdos de goles y lesiones y puteadas y alegrías, los hijos, los compañeros, los dirigentes, los técnicos, los periodistas, los familiares, los representantes… Todo esto estaba en el rostro de Palermo. Y lo canalizó en las lágrimas y en el abrazo con el hermano y los compañeros, lo pudo expresar». Continue Reading
Lágrimas derramo por ti
Ocurrió en el Calcio. La anteúltima fecha filmó los festejos de Milan por el título. Y también, el descenso de Sampdoria. La derrota con Palermo 2 a 1 compaginó un triste futuro. Lloraron sus hinchas y algunos de sus futbolistas. Uno de ellos fue Angelo Palombo. Desconsolado, se acercó a una tribuna y pidió disculpas por el descenso. La imagen se adapta a un texto escrito por Jorge Valdano, en su libro Apuntes del Balón. «Vi a Karpin llorar por la eliminación de Rusia en la Eurocopa. Es la manera en que los hombres deben vivir el fútbol, tomándolo en serio como si fueran niños».
Lo que te devoraste…
Hace menos de un año, las redes sudafricanas se movían con los goles de Miroslav Klose. Asesino serial en el área, gritaba cuatro veces en el Mundial. Y dos de ellas, justamente, contra la Argentina. La tarde del adiós de Maradona como DT de la Selección. Pasó el tiempo y, ahora, la efectividad de Klose cotiza en baja. La prueba es el increíble gol que falló contra Stuttgart. Robben trazó su típico desborde y el delantero de Bayern Munich sólo tenía que tocarla. Lo hizo… por arriba del travesaño. Nadie podía entenderlo. Ni los dirigentes del club en la platea. Y menos aún, el propio Klose, derrumbado contra la red.
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La leyenda continúa
Podrán buscarse distintas razones para justificar sus escenas legendarias. Hay quienes dirán, simplemente, que es un elegido del destino. Otro, esotéricos, afirmarán que tiene línea directa con el más allá. Quizás, la búsqueda deba ser más terrenal. Y en ese costado, sí, aparezcan motivos acertados que ayuden a comprender el fenómeno de Martín Palermo. Como su fortaleza mental, motor de funcionamiento pleno para soportar lesiones y golpes familiares. También, su voluntad de superación. Y sobre todo, su falta de temor al que dirán. Allí, entonces, se entenderá mejor por qué dejó una huella. Una huella de goles para recordar en Estudiantes, Boca y la Selección. Y al que, ahora, se suma su cabeza en el último clásico contra River. Nada más. Nada menos.
El sabor de la primera vez
Domingo 20 de septiembre de 1931. La fecha está tatuada en la piel del superclásico. Nada puede borrar su tinta. Ni siquiera el recorrido de casi 80 años. Ese día, Boca y River jugaron su primer duelo del profesionalismo. Ocurrió en el “field de Brandsen y Del Crucero”, tal como se escribía en aquellos días. Y terminó en escándalo. La hecatombe total. “El clásico defraudó a los espectadores”, fue el título de la crónica de El Gráfico. Que, ya en ese entonces, se asombraba del “ambiente irregular y desagradable en que se desarrolla el fútbol”. Increíble, pero cierto.
El periodista de la revista dejó un texto inolvidable. Letras de quejas y advertencias, en una tarde que había empezado con la Continue Reading
Redemption ball
Son tiempos de gloria efímera y negocios multimillonarios en el mundo de la pelota. Tiempos en los que se necesita una canción de redención. Como aquella que alguna vez entonó Bob Marley. El hombre que le puso el cuerpo a cualquier picado. Tal como lo hizo en 1980, cuando viajó a Río de Janeiro y jugó con Paulo César, campeón con Brasil en México ’70. Y su muerte, de la que hoy se cumplen 30 años, también se debió en parte al sentimiento futbolero. Un pisotón de un periodista, en medio de un partido jugado en 1977, le causó una herida en un dedo del pie. Con el tiempo, se infectó y avanzó como un cáncer hasta alcanzar los pulmones y el cerebro. La triste despedida fue decorada con una guitarra, un moño de marihuana, un anillo…Y una pelota. No podía ser de otra manera.
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Sueña un sueño imposible
La salida de Gimnasia, después de sólo 12 partidos en el banco, despertó una idea en Angel Cappa. «Los entrenadores vamos a tener que hacer contratos por partido», planteó el DT. Su sugerencia es comprensible en el fútbol nuestro. Seis técnicos, entre ellos el propio Cappa, fueron despedidos en 13 fechas del Clausura. Ciclos de trabajo efímeros. No sorprende, entonces, la falta de identificación de los hinchas con los técnicos. Todo lo contrario a lo que ocurre en la Premier League. Allí, este fanático de Liverpool ondeó una bufanda con el nombre de Kenny Dalglish. La cara del equipo en el banco. ¿Se verá, alguna vez, una escena similar en Argentina? Sueña un sueño imposible.