Santiago Tuñez Author
Vos fumá
Alguna vez, su rostro fue tapa en las revistas de romances, fama y escándalos. Ocurrió al conocerse su affaire con la novia de su mejor amigo y compañero del seleccionado inglés, Wayne Bridge. «El Capitán Terrible», indicaba el cartel que le colgaron los medios británicos, tras acusarlo de mujeriego y bebedor. Y ahora, John Terry vuelve a ser noticia fuera del césped. Sucede que una marca de cigarrillos de India utilizó su imagen para ilustrar los paquetes. Allí, el defensor de Chelsea aparece con el torso desnudo y los pulmones en sobreexposición. «Fumar mata», se lee debajo de su figura. Terry se enfureció por el uso de su rostro para promocionar los cigarrillos. Y según avisaron sus abogados, iniciará acciones legales en las próximas horas.
Que así sea
El botín mueve la pelota y sale el primer toque del año. Se abre el juego nuestro de cada día. Y las primeras líneas de 2012 llegan con deseos de un fútbol mejor. Es hora de cambiar el contenido y disfrutar de un torneo en el que los protagonistas sean los jugadores, y no los barras. También, el momento de recuperar el toque como mandamiento principal y quitarle a la pelota horas de vuelo por el aire. Y por supuesto, el tiempo de que los dirigentes tengan las manos limpias para tomar decisiones. Que cada de uno de nosotros, en fin, goce otra vez con el fútbol. Esa excusa que, tal como alguna vez escribió Jorge Valdano, «nos hemos buscado para jugar con la vida».
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Declaración de principios
Apenas queda una hoja en el calendario, nada más. Se acaba 2011. Y como suele suceder, es tiempo de repasar lo ocurrido durante el año. De poner el foco en el archivo, quitar el polvo de las hojas y recordar las mejores frases de los protagonistas. El fútbol nuestro de cada día tuvo palabras picantes en distintos momentos. Y a la hora de declarar, sus protagonistas hicieron fuerte ruido en los micrófonos. Aquí, el top five de estas opiniones. Pasen y lean.
«Todos los hinchas de River fuimos muy pelotudos. No nos dimos cuenta que un año y medio, dos años, ocho años dijeron que con Aguilar nos íbamos al descenso. Y nos fuimos. Es fuerte». (Enzo Francescoli, después del descenso del Millonario).
«Yo no me puedo dejar seguir cogiendo por Fantino”. (Julio Grondona, molesto por una cámara oculta emitida antes de las elecciones en la AFA). Continue Reading
Larga distancia
Estaban todos. Ahí, en el cemento del estadio de Vélez, para dar el grito fantaseado durante 35 años. También, en el Cilindro de Avellaneda, donde la pantalla gigante atrapaba miles de ojos. Y por supuesto, en cada casa y bar del país, con las miradas incrustadas en los televisores. Alguien, en cambio, lo vivía de una manera extraña. A diez mil kilómetros de distancia, en Barcelona, Hernán Casciari degustaba el título de Racing sin los comentarios de su padre, ni la comodidad de su sillón. El campeonato fantaseado toda su vida, pero con un decorado vacío de ruidos y compañías. Y así lo retrataba en este texto maravillo. Lejos del dolor por la crisis argentina. Lejos de la fiesta de la Acadé.
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El baile de la gambeta
«Apareció una chance en Buenos Aires. Hay dos clubes: River o Independiente». Tenía 16 años y, en las polvorientas calles de Ledesma, soltó una respuesta contundente. «River, ni pensarlo», le dijo a su DT en el pueblo jujeño. Rápido y furioso, aprobó el parcial ante el eterno Delem y voló de la Sexta a Primera. Nada pudo frenarlo. Ni las patadas del Loco Enrique en los ensayos. El 14 de diciembre de 1991, la historia filmó su estreno en River. El resto del rodaje ya es conocido. Con su gambeta compulsiva, Ariel Ortega se hizo grito y símbolo millonario. Siempre, con la esencia futbolera más pura. «Lo mío es gambetear, sentir la pelota en los pies y darme cuenta de que los rivales quedan atrás».
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El goleador no perdona dos veces
Estaba ahí, en el medio del área. Apenas tenía que darle destino de red a la pelota. Una tarea simple para un goleador, y más aún con el arco vacío. Sin embargo, el paraguayo Oscar Cardozo definió de la peor manera. Su toque de zurda salió contra un palo. Nadie podía entenderlo en la Liga Portuguesa. Todo era lamento y miradas incrédulas hacia el ex Newell’s. Claro, había desaprovechado la chance para poner en ventaja a Benfica contra Marítimo. ¿Tendría revancha? Sí, ocurrió a cinco minutos del cierre. Ahí, Tacuara le sacó tiza al botín, empujó un rebote y su grito mantuvo a Benfica arriba de todo. Como tituló el diario O Jogo, «Cardozo no falla dos veces».
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