Esta vez, hubo un intercambio de papeles. Acostumbrado a sufrir faltas de los defensores, Zlatan Ibrahimovic tomó otro rol por unos minutos y castigó a un rival. Y lo hizo, justamente, con Marco Materazzi, el asesino serial del Calcio. Al luchar por una pelota, el sueco le pegó un duro codazo, por lo que el killer de Inter salió del césped en camilla y debió ser internado en un hospital. Ibrahimovic vio la amarilla por ese golpe. Y al menos, ofreció disculpas: “No lo hice adrede, fue un duelo por un balón por el que fuimos los dos. Pido perdón”.

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