No habrá ninguno igual

A un toque

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Por Santiago Tuñez

La hoja en blanco lo esperaba en su máquina de escribir y, de pronto, Dante Panzeri comenzó a teclear fuerte. «El único que sabe algo de lo que ocurre en una puja deportiva es el que juega, el que interviene en ella. Los demás somos todos chamuyetas, simples espectadores que documentamos recuerdos de cosas que jamás podrán repetirse», definió en un autorreportaje de la revista Satiricón. Ocurrió en 1973 y las letras unieron frases contundentes. Y, sobre todo, coherentes con su obra. La leyenda de Panzeri continúa y, a 35 años de su muerte, Matías Bauso recupera un centenar de artículos del periodista en el libro Dirigentes, Decencia y Wines, de Editorial Sudamericana. Cada texto, con una marca registrada sobre la que el escritor y guionista conversó con De Fútbol Somos.

Panzeri

-¿Cuándo leíste por primera vez a Panzeri?
-A los 11 años iba a una librería de saldos viejos que quedaba en la calle Paraná. Como soy hincha de Racing, me fui comprando los Gráficos de los años en que mi equipo había salido campeón. Una vez liquidada toda la campaña de El Equipo de José, pasé a comprar (y leer vorazmente) los de los años 58 y 61. Esos fueron parte de la primacía de Panzeri en El Gráfico. Era su director y alma mater. Más de 20 páginas por número llevaban su firma. Su impronta estaba en cada línea, en cada palabra. Eran escritos rarísimos y adictivos. Atacaban todos los lugares comunes posibles.

-¿Qué te llevó a recuperar su figura para este libro?
-Luego de publicado mi primer libro (Una épica de los últimos instantes), en una charla con mi editor Marcelo Panozzo, salió el nombre de Panzeri. A él le pareció que hacía falta un libro que compilara sus mejores escritos y que volviera a instalar su nombre. El temor inicial residía en si la obra periodística de Dante, su tarea cotidiana, estaba a la altura de su figura mítica. Creo que la respuesta es contundentemente afirmativa.

Matías Bauso, autor del libro Dirigentes, Wines y Decencia.

Matías Bauso, autor del libro Dirigentes,  Decencia y Wines.

-En total, leíste 6.000 artículos y te quedaste con 100 para la edición final del libro. ¿Cómo fue esa tarea?
-Fue ardua, pero muy grata. Pasé por todas sus etapas. Procuré evitar reiteraciones y representar sus temas, sus verdaderas obsesiones. Que quedaran cubiertas sus principales preocupaciones. Su estilo está presente en cada uno de sus artículos, apenas basta una línea para reconocer que es de Panzeri.

-De esos 100 textos, ¿qué es lo que más te sorprendió?
-Lo que más sorprende, sin el menor lugar a dudas, es su absoluta coherencia. En 40 años de trayectoria no se contradice nunca, no se traiciona ni una vez a sí mismo. Puede variar la valoración sobre el aporte de un jugador (el caso emblemático es el de Luis Artime) pero jamás negocia sus principios. El otro gran rasgo distintivo es su absoluta libertad. Él impone temas y opiniones, no se deja influenciar o morigerar por nadie.

-¿Por qué el título de Dirigentes, Decencia y Wines? ¿Qué significaron estos conceptos en la carrera de Dante?
-A mediados de la década del 60, Panzeri dijo que al fútbol argentino le faltaban tres cosas: dirigentes, decencia y wines. Es una frase emblemática y que en más de 40 años no ha perdido ni un poquito de actualidad. Él creía en un deporte que debía ser comandado por una dirigencia con voluntad pedagógica y sin demagogias, que la decencia era un presupuesto básico en cualquier actividad humana (no sólo en el deporte) y los wines representaban el fútbol bien jugado, ofensivo, de la cancha abierta, la alegría, la creación y la solidaridad.

-¿De qué manera definirías su ida y vuelta semanal con los lectores de El Gráfico?                                                                                   -Mientras fue director de El Gráfico instaló un correo de lectores que se llamó “Usted, tiene la palabra lector”. Parecía un correo convencional. Pero Panzeri rápidamente le dio su impronta y se convirtió en una tribuna en la que él pontificaba sobre su manera de entender el periodismo. Era inclemente con los lectores. Los principios no se negociaban. Sostenía que el cliente no siempre tenía la razón, porque eso era una revista y no una fiambrería.

A veces, Panzeri podía ser hasta cruel con los lectores de El Gráfico, pero nunca era condescendiente ni mentía.

-Por estos días se cumplen 35 años del Mundial 78. ¿Por qué Panzeri decía que no había que hacerlo? ¿Qué argumentos daba?
-Murió 45 días antes del inicio del Mundial. Fue la única voz pública que se opuso a la realización del campeonato. Sus motivos los expuso desde que el país obtuvo la sede en los años 60. Consideraba que el país tenía demasiadas necesidades básicas insatisfechas como para darse el lujo de organizar una competencia deportiva de tal calibre. También decía que el gasto en los estadios era absolutamente innecesario. Y que el Mundial sacaría de nosotros lo peor como sociedad. Si perdíamos, seríamos malos perdedores. Pero, que lo peor ocurriría en caso de ganarlo –sostenía que las posibilidades de hacerlo eran bastantes-, porque sacaría de nosotros lo peor, lo haríamos con malos modos. Mucho no se equivocó.

-Panzeri solía destacar el fútbol vistoso e inteligente. ¿Cómo creés que se sentiría con el juego de hoy en Argentina?
-Es difícil aventurar pronósticos, opinar por otro. Pero acá no hay demasiada posibilidad de error. No le gustaría nada de lo que sucede. Ni adentro ni afuera de la cancha. Panzeri criticó equipos que salieron campeones con claridad, con gran diferencia de puntos sobre el segundo, porque no tenían mejor juego que los demás. Sólo, decía, habían sacado más puntos que los demás. La locura cotidiana de nuestro fútbol la hubiera criticado impiadosamente. Se lo criticaba diciendo que sus postulados futbolísticos eran impracticables. Pero hoy, cuatro décadas después (más allá de sus equipos “soñados”: La Máquina, el Ballet Azul de Millonarios, El Santos de Pelé) un equipo como el Barcelona pone en práctica cada uno de sus conceptos. Este equipo perfecto representa cabalmente la idea que Panzeri tenía del fútbol. Las grandes diferencias las podemos encontrar en La Masía y en el DT. Él la gran función formadora se la daba a la tradición del fútbol argentino, al potrero, a sus históricos fundamentos. El papel de Guardiola ha sido vital y parece contradecir la poca importancia que Dante le daba a los DT.

-¿Por qué la Dinámica de lo Impensado fue y sigue siendo la crítica más célebre del fútbol argentino?
-La dinámica de lo impensado es la gran idea crítica y conceptual del fútbol argentino. Es la estructuración argumental de una gran tradición. Sorprende porque el fútbol no es un lugar de grandes conceptos. El juego es complejo y de gran riqueza pero lo vivimos equivocadamente. Nos escudamos en la pasión y el aguante (y muchas veces en el azar) para evitar analizar un juego verdaderamente apasionante.

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-¿Cómo hay que interpretar que a su sepelio sólo hayan ido sus familiares, algunos colegas y pocos referentes del fútbol?
-Panzeri, en su momento, ocupó un lugar central en el periodismo y en nuestra sociedad. Era la gran voz del periodismo deportivo. Después el medio lo fue raleando. Su discurso sin concesiones era incómodo para empresarios y poderosos. Hasta para los espectadores. Nadie parecía ya preparado para soportar esas verdades inclementes. Cambiamos como sociedad. Esa soledad del final es producto de una carrera intachable y agotadora. Casi que era inevitable ese final. Su coherencia y coraje debían macerar para que se valoraran en su justa medida.

¿Hay un estilo Panzeri en el periodismo de hoy?
-El periodismo actual es mucho más vasto que en su época. Proliferan los medios y los periodistas. Entonces hay de todo. Pero creo que el gran dato es que hay medios y periodistas de una gran preparación y de gran dignidad. Creo que existen más que antes. También hay muchísimos más de los otros. Personalmente, los que más disfruto son a Diego Latorre, una analista excepcional del juego; Gonzalo Bonadeo, coherente y con una formación extraordinaria; Ariel Scher; Ezequiel Fernández Moores, implacable y fundamentado, casi perfecto; Matías Martín; Alejandro Wall; Román Iutch,; Andrés Burgo; Juan Herbella; un relator técnicamente impecable como Mariano Closs y , entre otros que me olvido, todo el staff de la revista Un Caño.

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