LUIS BLANCO, EL DT QUE GANÓ SU PARTIDO AL CORONAVIRUS: “VI MORIR UNAS 15 PERSONAS AL LADO MÍO”

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Por Enrique Gariglio (@enriquegariglio)

“Cuando desperté había perdido 14 kilos. No podía hablar. O mejor dicho, no sabía hablar. Tampoco entendía qué contestar, ni sabía caminar. Hasta que la cabeza me hizo un click y, de a poco, empecé a comprender. Estuve una semana en coma, pero 40 días en terapia intensiva, donde vi morir unas 15 personas. Yo me quería ir porque tenía miedo que me pasara a mí. Veía cuando las querían reanimar y al rato las tapaban. Y no eran todas tan mayores: tendrían entre 40 y 50 años”.

La voz de Luis Manuel Blanco suena algo cansina. Quizá porque al momento de aceptar la entrevista con De Fútbol Somos está practicando bicicleta. “Ya recuperé cinco kilos de masa muscular”, se entusiasma el entrenador con recorrido internacional. Acaso por las secuelas que le dejó el coronavirus en su cuerpo: “Los médicos me hicieron una resonancia magnética y me dijeron que todavía me quedan cicatrices en los pulmones por la doble neumonía que sufrí”.

O ese tono, en verdad, es porque sobrevivió a un trauma que demanda tiempo extra para la recuperación anímica total: “Estaba internado en un hospital de Marbella y mi familia esperaba novedades acá, en Lanús. Si me pasaba ‘algo’ me cremaban y no me veían más”. «Algo” es lo que les pasó a esos 15 anónimos que vio morir, se entiende…

Lanús es el lugar al que Blanco regresó a poco de recuperarse. Junto a su familia. Y es el club en el que debutó como futbolista en 1971. La temporada 73/74 lo vio con la camiseta de Boca. Era delantero. Poco después empezó una carrera que lo llevó a jugar en Bolivia, Canadá y Estados Unidos.

El coronavirus afectó también uno de sus momentos más exitosos como DT. Al momento de su contagio, Blanco dirigía la mejor campaña en la historia del Mons Calpe, un equipo de la Primera División de Gibraltar. “Llevábamos 17 partidos invictos y estuvimos muy cerca de clasificarnos a la Europa League. Ya habíamos llegado a los cuartos de final de la Rock Cup (copa nacional)”, recuerda Blanco. La pandemia de coronavirus frenó todo y una definición “de escritorio” le quitó a los Calpeans la posibilidad de ver a su equipo en el certamen europeo.

Para ese momento, Blanco ya era un DT de rodaje global. Comenzó en México en 1991. Del ’94 al ’96 dirigió a Platense y allí trabajó con dos debutantes que harían historia cada uno en su puesto: Cacho Coudet y David Trezeguet. Pasó por Belgrano de Córdoba, Deportivo Español y Godoy Cruz, entre otros equipos. Dirigió a Jorge Wilstermann en Bolivia, donde había estado como futbolista. Más tarde continuó en Costa Rica y Albania. Tuvo a cargo la selección Sub-20 de China, también el seleccionado de Indonesia. Y recaló en Gibraltar desde 2018, antes de este episodio con el coronavirus que no le llevó la vida “por milagro”, tal como le decían los médicos que lo atendieron.

“El cien por ciento de mi recuperación fue Dios. Y el resto –dice Blanco, consciente de la contradicción matemática en la que cae- fue mi condición de deportista. Eso me salvó: no soy de fumar ni de tomar. Siempre mantuve una disciplina desde que era jugador. Cualquier otra persona no hubiese sobrevivido. La gente que sufría otras enfermedades -hepatitis B, diabetes, problemas del corazón- duraba 48 horas como máximo. Pero hasta en mi caso, para los médicos era imposible que me salvara y gracias a Dios y a mi cuerpo que generó defensas, pude zafar”, suma memoria a la angustia pandémica que vivió en primera persona.

Pero Luis Blanco empieza a dejar atrás aquello. Se escapa como cuando eludía a algún defensor y piensa en volver a las canchas. “Le pedí a los médicos que me dejaran venir a ver a mi familia y pude viajar a través del Consulado argentino. Como desarrollé una inmunidad muy fuerte querían estudiar mi caso… Pero la idea es quedarme acá, aunque mi club, el Mons Calpe, me ofrece un contrato más extenso y tengo otras propuestas del exterior. Me casé joven, hace 45 años. Tengo hijos grandes, mis nietos estudian en Lanús… He conocido países muy lindos, pero quiero quedarme acá”, enfatiza.

¿Y qué mirada tiene un técnico que ha realizado gran parte de su carrera en el exterior? “Para empezar, en Europa trabaja mucho más el entrenador que el preparador físico. El preparador lo hace 40 minutos y el técnico, dos horas. Se trabaja mucho en achicar líneas. Una síntesis buena es el juego del Bayern Múnich: cuando el equipo ataca, la defensa se mueve a mitad del campo. Se hace el equipo corto hacia adelante o hacia atrás, según la situación del partido. Los centrales dan las órdenes. Es un trabajo al que uno no estaba muy acostumbrado en la Argentina. Si querés triangular en una zona, amontonás más gente y atacás. Lo trabajás en lo teórico y después lo llevás a la práctica. La verdad que no estaba acostumbrado a trabajar tanto en el método europeo”, explica Blanco.

Y sigue su análisis: “Creo que acá se emparejó hacia abajo y te da la pauta de eso que un equipo de la B Metropolitana puede jugar una semifinal con River en la Copa Argentina. Esto sin desmerecer a los del Ascenso, porque no tienen las mismas condiciones, ni la misma billetera. Y eso no es porque los equipos de abajo hayan crecido, sino que los de arriba bajaron el nivel”.

En la consideración de los clubes europeos a la hora de elegir entrenadores, Blanco pone la experiencia porque lo consideran un capital fundamental para asegurar las posibilidades de éxito de un equipo. “El hecho de estar en Europa, pasar por Indonesia, dirigir en Asia te da la posibilidad de aprender cosas a las que muchos técnicos no tienen la posibilidad. Eso me abrió las puertas de esta etapa europea donde dan muchísima importancia a la experiencia por los resultados, sino también porque les sirven de ejemplo para los más jóvenes que quieren encarar esta carrera”, dice durante la entrevista.

“En Argentina hacemos al revés. Aceleran mucho a los técnicos para que arranquen a corta edad y sin experiencia y eso hace que todos, en vez de pensar en ser formadores de jugadores, de las divisiones inferiores, quieran enseguida pegar salto a Primera. Eso hace que grandes equipos tengan que comprar marcadores de punta, que en cualquier club es lo primero que uno está formando. Tiene que salir a comprar marcadores. Si tengo entrenadores abajo y debo salir a comprar, ¡los echo a todos! Se olvidan de la esencia de los chicos”, expresa Blanco entre el asombro y la indignación.

Luis Blanco

Luis Blanco, en una charla de capacitación en China. Allí dirigió al seleccionado Sub-20.

Adrián Coria, Chacho Coudet, Esteban Fuertes, Enzo Pérez, Sebastián Torrico, Teté González, Lucas Valdemarín, José Chatruc, fueron algunos de los jugadores a los que dirigió Blanco.

“A Chacho en su etapa de DT lo ayuda mucho su personalidad y su gran experiencia. Siempre fue un jugador que llamaba la atención dentro del vestuario. Le ponía humor al grupo y creo que ese protagonismo que tuvo en el vestuario lo ayuda muchísimo en armar el grupo y que el grupo lo acepte, porque es muy alegre y muy creativo”. Mariano Dalla Líbera es otro DT cuyo pasado como jugador Blanco destaca “porque es una persona que se hace querer mucho por los compañeros”.

De pronto, el DT argentino retoma el relato de su difícil trance con el coronavirus. “Empecé con fiebre y me sentía mal. Unos 25 día antes había tenido angina con placas, por lo que pensé que era una recaída. En ese momento era invierno allá… febrero… marzo –busca la precisión en su memoria- y cuando me hice el hisopado tardó cuatro días el resultado, el virus ahí trabajó mucho. Esa demora fue tremenda: creo que si me quedaba un día más me moría en el departamento. Por suerte, el club me insistió en ir a hacerme el hisopado y al final, acepté”, señala otro de los datos casi azaroso que le permiten hoy contar esa experiencia dura.

Otra curiosidad es cómo cree que se contagió: “Vivía en Marbella, en la montaña, a dos cuadras del mar. Sólo fui dos veces en 20 días a hacer compras al supermercado con la mascarilla y los guantes. Pero tiene que haber sido ahí…. Ni los jugadores ni el resto del cuerpo técnico del Mons Calpe se contagiaron…”.

Esta entrevista se hizo antes de que la AFA comenzara a analizar una nueva postergación para el regreso del torneo local (ahora se postergó a octubre) y de que el número de contagios creciera de modo alarmante. En ese contexto, Blanco se muestra de acuerdo con la idea del retorno del fútbol.

“Creo que acá se podría recuperar el ritmo. Al virus no hay que tenerle miedo, sino respeto. No hay que subestimarlo, pero cuidándose creo que se puede jugar. Porque en Europa, que es mucho más difícil, las ligas ya están en marcha. No hay que asustar mucho a la gente, sino instruirla para que siga los requisitos. Tiene que haber controles para que la gente se respete a sí misma y a los demás. Hay que ser responsables: es una guerra en la que no hay balas, no conoces al enemigo, no tiene cara…”, reflexiona.

 

 

 

 

 

 

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