Enemigo íntimo

A un toque

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Sube la temperatura en el termómetro copero. Recorre el mercurio y, de poco, se acerca a una sensación térmica alta. Hay clima de Libertadores en el cemento de la Bombonera, también en el Coloso del Parque. Boca y Newell’s se cruzarán en la ruta continental. Será por los cuartos de final y con varios recuerdos en los cajones del archivo. Uno de ellos, aquel cara a cara ochentoso en días del Mundial de México. El domingo de gloria xeneize, con una imagen inédita. Insólita. El festejo de un enemigo íntimo en pleno césped.

Ocurrió el 15 de junio de 1986. Allá a los lejos, en tierra azteca, Maradona se preparaba para remontar su barrilete cósmico. Y en Rosario, Boca debía remontar la final de la Liguilla Pre Libertadores, un torneo que jugaban los mejores equipos del campeonato regular y los ganadores del certamen del Interior. Había perdido 2 a 0 en la Bombonera, con goles de Tata Martino, y empataba 1 a 1 al cierre del primer tiempo en el Coloso del Parque. Para colmo, la expulsión de Hrabina, a los 26 minutos de la segunda parte, complicaba el sueño de Mario Zanabria y cía. El segundo grito de Graciani y la roja a Martino pintaron de color esperanza el cielo xeneize. A esa historia se sumaron, más tarde, las expulsiones de Hoyos y Llop. Y poco después, Pipa Higuaín y Pautasso siguieron la misma ruta.

Nueve jugadores del lado de Newell’s. Ocho del lado de Boca. Faltaban 12 minutos y los xeneizes se quedaban sin el ticket para la Copa Libertadores.

Un gol de Tuta Torres, poco después, lo acercó a la sala de embarque. Y otro festejo del delantero, en el séptimo minuto de descuento, lo subió al avión de la Libertadores. Hubo abrazos. Gritos. Y de pronto, una vuelta olímpica. Todos los jugadores envueltos en la camiseta de Boca, menos uno. ¿Quién? Claudio Scalise, el nombre que meses atrás había ascendido a Primera con Rosario Central. Un fanático de pantalones cortos que recorrió el césped con los colores canallas. A puro beso. Y justo, en el Coloso del Parque.

El tiempo pasó y, años después, Scalise recordó el diálogo con José Barrita y otros barras de Boca. Dijo el ex Central: “Me respetaron hasta el último día y felicitaron cuando di la vuelta olímpica en la cancha de Newell’s. Ellos ya sabían lo que iba a hacer. No me interesó tirar la camiseta de Boca y quedarme con la de Central. Yo nunca negocié los sentimientos y ellos lo entendieron. Me respetaron”.

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