«EL VÍNCULO DEL JUGADOR ARGENTINO CON LA PREMIER LEAGUE ES MUY FUERTE»

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Por Gabriel Tuñez (@gabtunez)

[dropcap]P[/dropcap]rotagonistas de una fuerte rivalidad dentro y fuera del campo, el fútbol argentino y el inglés han caminado durante años por rutas distintas. Sin embargo, tienen más puntos en común de lo que parece a primera vista. “La historia de los dos países parecería presentar muchas diferencias, pero en el fútbol es mucho más aparente que real”, afirma el historiador Klaus Gallo, profesor en la Universidad Torcuato Di Tella, de Buenos Aires.

“En los estadios ingleses, sobre todo en ciudades como Manchester, Liverpool y Londres, se vive la misma carga de pasión que en Buenos Aires, Rosario o Córdoba. El inglés es un pueblo muy apasionado por el fútbol. Tanto es así que aficionados inglés viajan a la Argentina sólo para realizar tours de fútbol y ver partidos de Boca o River. Y cuando regresan, lo hacen felices”, destaca Gallo.

Gallo vivió y estudió durante más de diez años en Londres y Oxford, entre las décadas de 1970 y 1980. Allí vio sus primeros partidos como hincha. Concurrió por primera vez a un estadio para ver al Arsenal y pudo percibir el clima que tiempo después relató el escritor Nick Hornby en su libro Fiebre en las gradas. El historiador publicó el libro Las invasiones argentinas, en el que aborda el recorrido de decenas de compatriotas suyos que llegaron desde 1978 hasta hoy al fútbol inglés.

Hoy es el tiempo de Wilfredo Caballero (Chelsea), Julián Speroni (Crystal Palace), Ramiro Funes Mori (Everton), Leonaro Ulloa (Leicester), Sergio Agüero (Manchester City), Nicolás Otamendi (Manchester City), Marcos Rojo (Manchester United), Sergio Romero (Manchester United), Paulo Gazzaniaga (Southampton), Federico Fernández (Swansea), Erik Lamela (Tottenham), Juan Foyth (Tottenham), Roberto Pereyra (Watford), Mauro Zárate (Watford), Claudio Yacob (West Brom), Manuel Lanzini (West Ham) y Pablo Zabaleta (West Ham).

Ellos siguieron el camino que en 1978 abrieron Osvaldo Ardiles y Julio Villa, cuando se incorporaron al Tottenham. “A los dos los amaban y los adoptaron como propios”, comenta Gallo. Lo mismo ocurre hoy con el DT argentino Mauricio Pochettino, que mantiene al equipo entre los protagonistas de la Premier League, después del subcampeonato logrado en la última temporada. Ardiles y Villa estaban en Tottenham cuando estalló la Guerra de Malvinas entre ambos países en 1982. Y el trato afectivo no cambió con ellos durante y luego del conflicto bélico, recuerda Gallo.

Pochettino sigue en Tottenham el camino que iniciaron Ardiles y Villa. Foto de Stephen Pond / Getty Images Europe / Vía Zimbio

La rivalidad futbolística entre la Argentina e Inglaterra se hizo evidente a partir de mediados del siglo XX, siempre con el conflicto por la soberanía de las islas del Atlántico Sur como escenario de fondo. Cinco veces se enfrentaron argentinos e ingleses en los mundiales de fútbol. La primera, en Chile 1962, terminó con el triunfo 3–1 de los europeos en la fase inicial del certamen. Sin embargo, son los otros cuatro duelos los que construyeron la rivalidad futbolística entre ambas naciones.

La tapa del libro escrito por Klaus Gallo.

En Inglaterra 1966 volvieron a ganar los locales 1–0 en los cuartos de final tras un polémico arbitraje. El partido es recordado por la expulsión del capitán argentino Antonio Rattín, que al retirarse del campo de juego estrujó una bandera inglesa. “Animals”, le gritaron los aficionados en el estadio de Wembley.

Veinte años después, sólo cuatro después de culminar la Guerra de Malvinas que enfrentó a los países entre abril y junio de 1982, la Argentina venció 2–1 a Inglaterra en el Mundial de México 86 con dos goles de Diego Maradona, el primero con la Mano de Dios y el segundo tras eludir a cinco jugadores en el Gol del Siglo.

Volvieron a verse en Francia 1998, cuando los argentinos se impusieron en la definición por penales tras igualar 2–2. Aquella tarde en Saint Etienne fue expulsado David Beckham luego de que Diego Simeone, actual entrenador del Atlético Madrid, simulara un golpe grave del volante inglés.

Cuatro años después, Beckham tuvo su desquite al convertir de penal el 1–0 frente a Argentina en el Mundial de Corea del Sur-Japón 2002.

Sin embargo, entre el fútbol argentino y el inglés hay también muchas similitudes, insiste Gallo. Pese a las diferencias de presupuesto entre sus clubes y a que la violencia sigue enquistada en el fútbol argentino mientras el Reino Unido logró erradicarla, “el clima y la pasión” de los hinchas distinguen por igual a ambos países. “El jugador argentino que se incorpora a un equipo de Inglaterra se siente tan cómodo como en su país… Culturalmente el vínculo es muy fuerte y nunca va a extrañar el clima y la pasión que demuestran su afición”, señala el historiador.

*La nota original fue publicada por el autor el 26 de abril de 2017 en la agencia de noticias DPA

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