Con la democracia se come, se cura y se juega

A un toque

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Eran otros tiempos. Otra la historia. Acaso, con mayor compromiso de los jugadores a las causas políticas. Lo dejaron en claro Sócrates, Wladimir, Casagrande y Zenon, allá por comienzos de los 80. Todos ellos, protagonizaron una historia revolucionaria en Corinthians, que hoy festeja sus 100 años en Brasil. Ni siquiera las amenazas de la cúpula militar en el gobierno pudieron frenar aquel movimiento. Un movimiento denominado Democracia Corinthiana. Y que casi tres décadas después sigue intacto en el inconsciente colectivo.
La llegada de Waldemar Pires a la presidencia del club, en abril de 1982, fue el principio de un sistema de autogestión en Corinthians. Con el sociólogo Adílson Monteiro Alves como DT, los jugadores, el cuerpo técnico y la Comisión Directiva decidían todo por voto. Con sus manos en alto, resolvían contrataciones, despidos, escalas de sueldos y lugares de concentración. Y cada voto, desde el jugador menos conocido hasta el presidente, tenía el mismo peso.
El movimiento también se destacó en el césped. Allí, fue el primer equipo en utilizar mensajes políticos en sus camisetas. «Yo quiero votar para Presidente» y «Elecciones directas ya», reclamaban las letras negras estampadas en la casaca blanca del Timao. Y los resultados de la autogestión fueron excelentes en la cancha. Corinthians obtuvo el campeonato paulista de 1982 y 1983. Además, canceló todas sus deudas y dejó ganancias por más de tres millones de dólares. El mejor ejemplo de que con la democracia se come, se cura y se juega.

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