Mano a Mano
Por Santiago Tuñez
Jueves 1° de julio de 2004. El viaje desde la mitad de la cancha llega a su último destino. Franco Cángele toma la pelota y se hace cargo del octavo penal de la serie. Puede darle vida a Boca en su misión por ganar la sexta Copa Libertadores de la historia. O que Once Caldas descorche el champagne de la gloria. En el arco, Juan Carlos Henao espera el tiro y la escena soñada para ser el héroe del film. Al cabo, remate va a la izquierda, lento, y sus manos le ponen freno. El grito de campeón resuena en el estadio de Palo Grande. Hay lágrimas, gritos, abrazos. Los fuegos artificiales colorean la noche. Por primera vez, Once Caldas obtiene la Copa. Continue Reading
Por Santiago Tuñez (@defutbolsomos)
Está solo ahí, en su despacho. Hace rato que el Palacio de la Moneda dejó de ser custodiado por la policía de Carabineros. Suenan disparos de los militares sublevados, pero Salvador Allende resiste el Golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet. Quiere luchar hasta el final en defensa de la constitucionalidad. Toma un teléfono, se comunica con Radio Magallanes y lo enfatiza en su último mensaje. “Tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”, sostiene el presidente chileno y líder socialista. Punto final para su mandato. Poco después, mientras la Fuerza Aérea lanza cohetes contra la mansión presidencial, se suicida con su fusil, regalo de su amigo Fidel Castro. Continue Reading
Por Santiago Tuñez
«Cuando venís de un barrio humilde cuesta todo el doble, porque todos te dicen que vas a ser un drogadicto o terminar en la cárcel. Pero demostré que no es así. Hay gente pobre que es honesta y sale adelante». Ángel Correa entiende de qué se trata vigorizar el ánimo ante los prejuicios, gambetear al dolor y celebrar la vida. Tenía 10 años cuando perdió a su padre y, poco después, a su hermano. A esos golpes le siguió una afección cardíaca descubierta apenas aterrizado en Atlético de Madrid. Un golpe terrible al carácter de cualquier mortal. Continue Reading
«Creí que se había terminado el fútbol, pero me dio otra chance»
Por Santiago Tuñez
La mañana suelta minutos con calma en Mercedes y nada parece alterar las costumbres de sus habitantes. Algunos ocupan los bares del centro y charlan sobre la vida diaria de la ciudad. Otros sumergen su mente en las primeras tareas del trabajo. Todos mantienen el pulso relajado. Salvo uno de ellos, que viaja desesperado en una camioneta hacia el hospital Blas Dubarry. Grita de dolor y sus ojos se inyectan de impresión. Acaba de perder su brazo derecho en un accidente.
A los 23 años, Damián Defelippe no logra entender lo ocurrido a las 10.35, en la fábrica de la empresa Consergas, mientras llevaba garrafas para la zona de reparación y pintura. La cadena de transporte le mordió el guante y provocó la pérdida del brazo. Desconsolado, recuerda en un flash sus días en el arco de Defensores de Belgrano, Unión, Flandria y Sarmiento de Junín. Las horas viendo videos de Fillol y el Mono Navarro Montoya. Piensa que ya volverá a ser el uno en el club Mercedes. Y mira a su papá Jorge con frustración: “¿Qué hago con los dos pares de guantes que me compré ayer? No puedo atajar más”.
Imborrable en su mente, Defelippe disecciona cada momento de aquel jueves 7 de mayo de 2009. Toma diálogos, imágenes, sensaciones. “Hasta que me accidenté, el fútbol era todo para mí. Vivía y pensaba en la pelota, nada más. Venían mis compañeros al hospital, también los dirigentes del club, y todo era peor. Sabía que podía volver a jugar, pero no atajar. Se había terminado el fútbol, pero me dio otra chance”, cuenta a seis años de ese día, en una entrevista con De Fútbol Somos. Y explica orgulloso, lejos de los primeros pensamientos, por qué este juego sigue alojado en su cuerpo. Hoy es el arquero de la Selección de Amputados. Continue Reading
«Riquelme siempre tuvo un respeto absoluto por la pelota»
Por Santiago Tuñez
«Esa noche, Riquelme era arte premoderno: pisadas, amasadas, amagues, toques -escribió Martín Caparrós en el libro Boquita-. En un momento se llevó a Yepes contra la raya derecha, cerca de la mediacancha, y lo retó a que se la sacara. Yepes se le fue al humo…»
Esa noche, la del miércoles 24 de mayo de 2000, Diego Tomassi estaba junto a sus padres y sus hermanos en la cocina de la casa. Veía con interferencias el superclásico por los cuartos de la Copa Libertadores y, al mismo tiempo, lo escuchaba por radio. Boca ganaba 2 a 0 en la Bombonera, luego de la derrota 2 a 1 en el Monumental, y se preparaba para imprimir el ticket a las semis. De pronto, el tono de la transmisión radial subió su volumen. Llegó al clímax futbolero. Riquelme, de espaldas, pisó la pelota y la hizo pasar entre las piernas de Yepes. Éxtasis total. “¡Está loco, está loco!”, pensó Tomassi, como lo haría tantas veces, tras intuir esa jugada exquisita en la pantalla. Y aquel firulete de alta costura fue, al cabo, el disparador para que escribiera El caño más bello del mundo. “Un libro sobre la existencia del pensamiento futbolero de Riquelme”, tal como definió en esta entrevista con De Fútbol Somos.
-¿Qué te llevó a enfocarte en ese punto como hilo conductor del libro?
-Me pareció que, si yo admiraba a un jugador como Román, lo menos que podía hacer era un libro en el que se hablara de fútbol, y no de otras cosas, que es lo que pasaba a menudo con él. Entonces, mal hubiese hecho yo en hablar sobre el vestuario, cuando yo lo respeto. Es como ir a contracorriente de lo que él piensa. Además, porque a mí me interesa el fútbol, y no como los jugadores se llevan en el vestuario. Después, por supuesto, noté que Riquelme no sólo tiene una serie de movimientos en la cancha, sino un conocimiento del juego que me hizo pensar que podía publicar un libro de este estilo, incluso llevándolo a la literatura y la filosofía. Todavía no se me ocurre con qué otros jugadores puede hacerse otro trabajo parecido. Así empezó esta idea. Continue Reading
«Subir a cantar al tren fue como atajar la primer pelota del partido»
Por Santiago Tuñez
Mueve los dedos vigorosos sobre la guitarra y los acordes musicalizan el vagón del tren Roca. Son la banda de sonido en una mañana al sur del conurbano. La voz emerge del micrófono e hilvana las estrofas de Hoy es cuando, el tema que le da el título a su primer disco. “Es así, la vida es así, un punto en el tiempo hecho para ti”, suelta Pablo Blestcher, convencido del mensaje que canta a los pasajeros. Sabe lo que dice en esas palabras. Su vida, también, es un punto en el tiempo. Y esa marca, alguna vez, lo señaló entre los elegidos de José Pekerman, porque fue uno de los adolescentes citados por el viejo tótem de los juveniles argentinos. Sus manos capturaban pelotas en el arco. El cuerpo era un vuelo en continuado. Y sin proponérselo, tuvo un rodaje vertiginoso por los caminos del fútbol.
A los 32 años, este artista nacido en Concordia recuerda que, al principio, el ex DT de la Selección significó una carta, una convocatoria al Sub 17, una broma. “Pensé que me estaban jodiendo, porque recién empezaba a jugar al fútbol. Hasta que mis viejos llamaron y les confirmaron que la citación era cierta. Yo jugaba al básquet, pero mi papá me compró unos botines y anotó en Victoria, un club de la ciudad. Tenía 14 años y, para esa edad, era muy alto. Un día me llamaron para el seleccionado de Concordia y, después, para el de Entre Ríos. Ahí jugamos contra clubes de Buenos Aires, gente del cuerpo técnico de Pekerman me vio atajar y llegó la convocatoria. A esa altura, no me consideraba futbolista, porque todo se había dado de repente”, le cuenta Blestcher a De Fútbol Somos desde Mar del Plata, uno de los destinos de su gira por la Costa Atlántica. Continue Reading