Animarse a más

Literatura hecha pelota

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Nada le pone stop en su recorrido vertiginoso. Mira un récord, enfila directo allí y hace clink caja con ese número. A los 23 años, Lionel Messi ya tiene varias marcas históricas en su bolsillo. Entre ellas, los 101 goles en la Liga española. La Pulga siempre se anima a más. Y acaso, su sed competitiva puede entenderse en esta historia contada meses atrás por el escritor Juan Villoro, en la revista Soho, de Colombia.
«Poco antes de disputar su primera final, Messi se quedó encerrado en un baño. El niño que no podía ser detenido por defensa alguno se enfrentó a una cerradura averiada. Faltaba poco para que comenzara el partido y Leo aporreaba la puerta sin que nadie lo escuchara. El trofeo de ese campeonato era el mejor del mundo: una bicicleta», recordó Villoro en su crónica.
«Otros hubieran cedido a las lágrimas y la resignación, otros más habrían agradecido no tener que demostrar nada en el campo. Leo rompió el cristal de la ventana y saltó hacia fuera. Llegó a la cancha con la seguridad de quien no puede ser detenido. Anotó tres goles en la final. El genio tenía su bicicleta», señaló el escritor mexicano. Y resumió: «Cuando un niño quiere una bicicleta es capaz de muchas cosas. Cuando un hombre juega como el niño que quiere una bicicleta, es el mejor futbolista del mundo».

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