Asesino serial

A un toque

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A la hora señalada, trepará las escaleras del túnel, acomodará su cuerpo al lado de Alejandro Sabella y enfocará los ojos en el tablero verde del Monumental. Entonces, una escena del archivo ocupará su memoria. Julián Camino recordará la patada más escalofriante de su vida futbolera. Un golpe criminal, ocurrido el 30 de junio de 1985, cuando la Argentina enfrentaba a Perú y buscaba el boleto al Mundial del México. El choque, de suelas ásperas, encontró a Camino en su versión más violenta. Apenas había empezado el partido y, cerca de la mitad de la cancha, le dio una plancha asesina a Franco Navarro. Dolorosa de sólo mirarla. El peruano sufrió una fractura de tibia y peroné, mientras el ex defensor de Estudiantes sólo vio la tarjeta amarilla. Insólito. Y la patada quedó alojada en su inconsciente. “Fue una jugada penosa, pero no intencional. La cancha estaba resbalosa y cuando barrí le llegué con todo a Franco. Es mentira que Bilardo me haya metido sólo para sacarlo», recordó tiempo después el ayudante de Sabella. Es más, el año pasado le mandó una camiseta del seleccionado firmada por Messi y compañía. Y en su arrepentimiento por aquella fractura del delantero peruano, agregó: «Ningún jugador entra a la cancha para romperle la pierna a otro. Yo lo busqué y le pedí perdón».

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